Capítulo XXV

135 6 0
                                    


Yes? –escucho que dice una voz femenina desde la portada.

Hello. I'm Micaela Scaloni – digo completamente nerviosa. Me giro y la veo. Qué mujer despampanante: ojos grandes, pelo negro lacio y una blanca y amplia sonrisa. Si yo fuese él, jamás la dejaría por una pendeja como yo.

Oh, hi! I'm Amanda. Emi has talked to me about you a lot –dice ¿con emoción?

Did he? –de ser verdad, nunca creí que Emiliano le podría haber hablado de mí a su novia.

Of course! He said that you are very good friends, aren't you?

Well... yes, kinda.

Oh, it's so nice to have Emi's friends here. Come in! –dice con un gesto de invitación a entrar.

Oh, no. I just –digo haciendo seña de que no hace falta que entre–... I just wanted to know if Emiliano is at home –agrego aferrándome cada vez más a mi mochila.

Yes, he is –dice con una sonrisa–. Let me call him –agrega, luego se da vuelta y grita: –. Babe! Someone is here for you.

I'm coming! –escucho que dice. Una tonta sonrisa aparece en mi rostro. Pero prontamente se va. Veo que su figura se acerca. ¿Qué pensará al verme?– Hola, Mica.

– Ho-hola. –digo al verlo. Tiene algo diferente... quizás es su mirada más ojerosa, o que tiene la barba de algunos días sin afeitar.

I'll let you catch up –dice Amanda, entrando a la casa.

Thanks, babe –le dice Emiliano mirándola. Listo él le dijo "babe"; no hay chances de que esto salga bien.


– ¿Qué hacés acá? –pregunta mirándome seriamente.

– Vi... vi... vine a verte. Tengo que hablar con vos –digo completamente nerviosa. Hacía mucho que no me sentía así.

– ¿Estás embarazada? –dice con un talante serio. No, más que serio. No quiere verme acá.

– No, no. Yo solo...

– ¿A qué viniste, entonces? –dice cortante. Claramente no quiere verme acá.

– Quiero hablar con vos.

– ¿Sobre qué?

– Sobre vos y yo.

– No hay nada que hablar, Micaela.

– Sí, Emi. Yo...

– No –dice en un volumen de voz un tanto alto, pero no alcanza a ser un grito–. Dejó de haber algo de qué hablar el veintidós de noviembre, cuando me echaste de tu habitación del predio porque tenías miedo. ¿Miedo de qué?

– De lo que siento por vos.

– Bueno, felicitaciones entonces. Te podes ir deshaciendo de eso –dice aplaudiendo de una manera bastante irónica.

– ¿A qué te referís?

– A que ahora estoy con Mandinha. Ella no tiene miedo de lo que pueda sentir por mí.

– ¿Vos no sentiste miedo? –pregunto seriamente, esperando que su respuesta sea igual a la mía.

– ¿De qué?

– De lo que podías sentir hacia mí.

– Claro que sí, pero no me asusté y salí corriendo. Me hice cargo de ello y pasé la noche con vos. Y te demostré todo lo que te podía llegar a amar. ¿Para qué?, ¿para que al otro día digas que no valgo para nada?, ¿qué toda mi carrera es un "golpe de suerte"?

Labyrinth | Emiliano MartínezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora