Capítulo XIII

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Aterrizamos en Río a las 22:00 y vamos directo para el hotel. Mañana tendrán entrenamiento, y pasado es el partido. Al entrar en mi habitación, dejo mis cosas sobre la cama y comienzo a instalarme. Como solo nos quedamos dos noches, tampoco saco tantas cosas, pero apenas veo el shampoo y el acondicionador, me voy a bañar. La lista de reproducción elegida hoy es Olivia Rodrigo, por lo que antes de poner un pie en la bañera comienza "the grudge". Mientras me baño, la canto desde el fondo de mi corazón. Parece que la primera ruptura nunca te la olvidas; y nunca voy a sanar de lo de Federico. Y comienza "enough for you" y las lágrimas comienzan a brotar.

Al salir de la bañera, me seco y me pongo mi camisón, para así irme a dormir.

Tocan la puerta. Es un botones del hotel, quien me deja un papel antes de retirarse. Lo abro. Es la misma letra de las notas que me vienen dejando.

"No pude evitar escucharte el domingo. Tarareabas una canción que estuvo muy de moda en el 2016. Espero que la canción que escuchabas sea solo por un final y no por mí. Si es por la segunda razón, no quise nunca hacerte mal."

Otra vez sin firmar. Otra vez con la duda de saber quién puede ser. Otra vez la guardo, junto con las dos anteriores. Podría decir que me está matando la intriga de saber quién es, pero ahora tengo problemas más importantes... ¿Hay alguno más importante?

⚽⚽⚽

Por la noche sueño con Federico, como antes. Sueño con la última vez que nos vimos en el pasillo de la Universidad, el día en que me pidió perdón, el día que le dije que no lo perdonaba. El día en que me dijo que podríamos seguir con lo nuestro, siempre y cuando sus padres no se enterasen. El día en el que le dije que no soy el secreto de nadie. El día en que me dijo que fui el secreto de mi madre por tres años. El día en que le pegué por primera vez a alguien. El día en que lo vi mirándome con bronca. El día en que casi me echan de la facultad. El día en que tuve que hablar hasta con Dios y la Virgen Santísima para que eso no suceda.

⚽⚽⚽

Me despierto a las 9:30, me cambio y voy a desayunar. Allí me encuentro con Matías Manna, quien está analizando unos videos de partidos de la Selección de Brasil.

– ¿Te molesta que venga a desayunar acá? –le digo llamándole la atención.

– No, Mica. Vení. –dice corriendo unos papeles para hacerme espacio al lado de él. –de paso, me das una mano.

– Dale, ya vengo. –digo antes de ir a buscar mi desayuno de siempre: un café con leche, pan y queso– ¿En qué te doy una mano? –le pregunto mientras pongo mi desayuno sobre la mesa.

– ¿Cuáles son los puntos débiles del arquero?

– Fijate que siempre se para más delante de lo que debería, y tiende a estar sobre el lado izquierdo. –digo señalando la pantalla. Seguidamente tomo un sorbo de café.

– ¿Y qué ves en esta jugada? –me pregunta para mostrarme un corto video.

– Que están todos muy sobre la pelota, no te da espacio para moverla. No intentan marcar, intentan cuidar la pelota. ¿Vos ves lo mismo?

– Creí que era el único que lo veía. –dice dándome una sonrisa.

Seguimos analizando algunas otras jugadas mientras termino de desayunar. Una vez que termino, él guarda sus cosas y va con lo recientemente conversado a ver al cuerpo técnico. Yo, por mi parte, voy a higienizarme y a agarrar mi libro de turno. Al bajar, voy derecho al lugar de entrenamiento y me siento en la banca de suplentes a leer cómo la periodista (por fin) se va de Zaragoza, dejando al príncipe solo con todos los preparativos para una boda que no se realizará.

Labyrinth | Emiliano MartínezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora