Labyrinth | Emiliano Martínez

Capítulo XXI

Llego a casa a eso de las 16:45. Me saco las zapatillas y revoleo la cartera en un sillón antes de tirarme en otro. Llamo a mamá.

– ¡Hola, Mica!

– Hola, ma. ¿A que no sabés? –digo con una sonrisa en los labios.

– ¿Qué pasó? –dice y se escucha preocupación en su voz.

– Estás hablando con la nueva cantante y música de Sony Music Argentina. –digo completamente emocionada.

– ¿Qué! –grita mamá desde el otro lado– ¡Ay, hija! Felicitaciones –grita, para luego llamar a los abuelos y contarles. Se escuchan los gritos de algarabía. Sonrío.

Una vez que termino de contarle a mamá, le escribo a papá diciéndole que en cuanto pueda, que me llame. Y, mientras espero que lo haga, le escribo a mis amigos futbolistas, contándoles las buenas nuevas. Lo próximo que escucho es la notificación de mensaje en el grupo, avisando que Enzo ha enviado un mensaje de voz, pero al escucharlo es la voz de Valu felicitándome y deseándome lo mejor en esta nueva etapa. Sinceramente, no me extraña que sea ella en lugar de Enzo la que haya enviado el mensaje.

Mientras espero la respuesta de papá, voy a acostarme a la cama a terminar de leer el libro de Camila Fulga, del que me falta un solo capítulo, al terminarlo, me preparo un tereré y me lo pongo a tomar mientras veo una película en el canal Volver. Cuando van al corte comercial, me llama papá.

– Hola, Mica. ¿Pasó algo? –pregunta preocupado.

– Hola, pa. No, era para contarte que conseguí trabajo.

– ¡Buenísimo! –dice alegre– Y... ¿de qué?

– Firmé para ser artista con Sony Music Argentina.

– ¡No puede ser! –grita del otro lado del teléfono.

– Sí, pa –digo. Cada vez se siente más real.

– Joder. Es excelente, Mica –dice–. Estoy muy orgulloso de vos.

– Gracias, pa –digo con una sonrisa de oreja a oreja. Él tiende a decirme esas cosas, pero el día de hoy es más significativo de lo normal–. Te dejo porque viene Brisa a ayudarme con algunas cosas de la casa.

– Tranquila, hija. Y, una vez más, felicitaciones. Chau.

– Chau. –digo, y corta.

Suena el timbre y dejo pasar a mi amiga, quien me dará la mano que necesito con la limpieza del departamento.

– Antes que nada, el portero me dió este sobre para vos –dice estirandome un pequeño sobre de papel madera. Mientras se acomoda, lo abro. Una vez más, una nota escrita por la misma persona de siempre.

"Sé que es una nota que llega con retraso, pero felicitaciones. Me han comentado que has vuelto a rendir finales, que has vuelto a la facultad. En realidad, me dijeron que una vez que vuelvas a rendir finales ibas a buscar tu diploma, y en Instagram vi una historia tuya con el diploma en mano. Felicitaciones por el esfuerzo y éxitos en la recta final. Sé que vos me deseaste lo mismo en nuestra recta final."

¿Su recta final? Es claramente alguien del mundo del fútbol. Nunca deseo éxitos a nadie en ninguna recta final, solo lo hice en el Mundial. Solo se lo dije a Juli y a Enzo. Sé que no es ninguno de ellos el remitente ya que estas notas poseen un sentimiento subliminal: hay una especie de necesidad de comunicar algo que no quiere que sea público, que no quiere que sea reconocido. Incluso lo dijo en una de las notas, hay amor (aunque yo lo diría más como obsesión, sinó no se explica la necesidad de mantenerlo en secreto). Y sé que ellos están en relaciones más que estables con sus parejas, ellos están felices en sus cotidianidades.