Capítulo XVII

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– Benedetta –dice mi madre mirándome seria–. Hace días que no te levantas de la cama. Con tu padre estamos preocupados. No querés ni estudiar.

– Mamá, miráme. Tengo el brazo así, no puedo tocar el piano. Si no puedo tocar, no puedo preparar exámenes. –digo a punto de llorar.

– Sí podés. Sos una piba inteligente, con talento –dice mamá agarrándome del brazo derecho–. Hay un chico, Luciano. Vino tres veces a preguntar por vos. La próxima lo dejo pasar para que te ayude con los finales.


Y mamá se va. Hace nueve días fue el acto de cierre de cursadas. Juli y Enzo joden en el grupo buscando sacarme una sonrisa. Valu me envía memes de perritos. Incluso he escuchado que Emilia ha propuesto que me envíen por encomienda algún regalo. Lisandro, al enterarse de mi accidente, me mandó un extensísimo mensaje deseándome suerte en la recuperación. Muri, Cami Galante y Ori han intentado hacer videollamadas grupales para levantarme el ánimo, pero nada sirve.

Y menos después de la noticia.

Desde hace unos cinco días todos los portales de chismes británicos afirman que el arquero del Aston Villa se está conociendo con una decoradora de interiores. Por lo que he leído por ahí, parece buena piba.


– Hola, señora. ¿Está Mica disponible?

– Hola, Luciano. No, pero la obligué a que sí. –escucho que dice mamá un tanto alegre.

– Pero, señora...

– No digas nada. Vení –dice mamá, para aparecer en mi cuarto agarrándole del brazo a mí amigo–. Vinieron a verte, Mica. –agrega, para luego irse.


– Hola, Lu. –digo sentándome en la cama.

– Hola, Mica. –dice sentándose a los pies de la cama.

– ¿Cómo andás?

– Todo bien. ¿Vos?, ¿cómo venís?

– Meh, no me quejo. –digo haciendo una mueca, a lo que se ríe.

– ¿Necesitas ayuda en algo? –me pregunta revolviéndose el pelo incómodamente.

– No, Lu. Tranquilo –le digo sonriendole.

– Pero, tu mamá le dijo a Bri...

– Sí, ya sé lo que le dijo a Bri –lo interrumpo. Sé que mamá le habló a mis espaldas a mi mejor amiga para que me ayuden.

– ¿Entonces?

– Necesito ayuda para el final de "Letra y Música III" –digo sentándome en la cama al lado de mi amigo–. Tengo en el celu tres demos. Necesitaría que alguien lo toque en el piano, porque en este momento no puedo –agrego sonriendo de manera incómoda.

– Trae todo que laburamos con eso –dice levantándose y abriendo la puerta mientras lo sigo.

Al salir, vamos al piano que se encuentra en el comedor. Mamá ha salido, por lo que comenzamos a trabajar rápidamente. Abro mi bloque de notas en el celular y le leo la letra de la canción:

"Largas noches sola

Cuando vos te ibas,

Y yo quedaba a oscuras

Pensando que me querías.

Labyrinth | Emiliano MartínezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora