Capítulo 4: Amor Y Azar

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Melody vio como sus padres discutían en lo que veían los papeles sobre la mesa.

Una sola página decía todo, el resto páginas eran solo detalles.

—¿no entiendes? No tenemos dinero, no tenemos como resolver esto porque nadie quiere invertir, así es en los negocios, reponernos llevará un tiempo.

La mujer grito y se saco los tacones par luego arrojarlos sobre la mesa de cristal.

—La empresa, exige la parte que le corresponde a tu ex y a su hijo.

—¿exigir? ¿Te volviste loca? Ellos tienen el 65%, si alguien puede exigir algo son ellos, nosotros no podemos con nada.

—¿qué quieres decir? —Melody interrumpió la conversación.

—mi padre, él le dejó el 40% a jaaz y el 25% a mi ex esposa.

—¿si es así, porque jaaz trabaja en esos miserables part time para sobrevivir.

—hay condiciones para que él haga uso de esa herencia y nos las va a cumplir. Pero si tocamos su parte…

—si tocan su parte¿qué?

—se queda con todo.

El grito de Verónica se escuchó por toda la casa.
La gente del servicio no se sorprendió, ya estaban acostumbrados pero cuando los cristales rotos comenzaron a sonar contra las paredes, se preocuparon.

—¡a quien mierda se le ocurrió eso!

—¿qué esperabas? Es su único nieto y así fue como lo decidió. Yo me quedé con el barco, los hoteles.

—nosotras no tenemos nada, incluso esta maldita casa le pertenece a ese sucio omega, tiene todo lo que me pertenece por derecho.

El hombre guardo silencio, si decía algo más seria alargar la discusión.

—¿Sabes siquiera dónde está tu hijo ahora? Trabaja en un café, con el hijo de la familia Whitte.

—¿y? ¿Por qué no lo dejan en paz? ¿Ya no arruinaron suficiente su vida?

—¿nosotras? Solo piensas en él, sabes bien que Melody esta interesada en Carlyle Whitte y que si resultará una relación con él solucionamos todos los problemas, tendría que si o si unir ambas empresas.

—Está interesada en los Whitte, esta interesada en Benjamin, esta interesada en todo lo que tiene jaaz. ¿Cuál es el maldito problema de ustedes?

—papá, porque siempre te pones de su lado, si me gustaba Benjamin y no es mi culpa que él también se interesara en mi, acabo por culpa de jaaz y aun sufro por ello…

—¡por favor! Te interesó cuando estaba con jaaz, los separaste y no te importo más, a él tampoco le gustabas tú. ¿Ahora que? Vas a drogar o emborrachar o inventar otra artimaña ¿para engañar a Carlyle? No va a funcionar, no eres omega, una familia como esa solo quiere alfas y ese alfa solo quiere a jaaz.

Verónica sonrió con malicia y su expresión endemoniada iluminó todo dentro de sus ojos.

—pues casa a jaaz con Carlyle, así nosotros unimos las empresas y tu no quedas en la calle mientras esos vienen y se llevan lo último de tu empresa. No quiero vivir en la calle, debes buscar la forma de pagar mi estilo de vida.

—no haré eso, no pienso seguir en tu juego, haz que tu hija trabajé ya que no estudia ni hace nada, trabaja tu también, no metan más a jaaz en estos show que se montan, me tienen cansado de tanto problema.

Camille volvió a caminar sin control por la sala mientras mordía sus uñas de salón.

—¿cuales son las condiciones para que haga valer sus derechos de herencia?

—él jamás cumplirá con esa condición, ni te esfuerces.

—¡cual es! —su hija y esposo la miraron, tan desesperada estaba qué en el grito jalo de su dedos sacando la acrílica pieza y sangrando demasiado.

—sacarte a ti de esta casa.

—¡jaaaa! ¿Crees que soy tan estúpida para creer eso?

—el tiene mayoría en la empresa, la condición era que te saque de la casa y vuelva con la primera esposa a vivir aquí, eso es opcional.

—su madre también esta casada.

—eso no importa, la condición es esa porque sabía que sería un castigo para mi, claro, ahora que lo pienso. —el mayor se puso de pie, Marcus se separó de su primera esposa cuando trajo a su amante, como era una señora, ella fue quien abandonó la casa y no miró atrás. —quizás fue una condición para salvarme del calvario qué vio llegar cuando tu llegaste.

Marcus dubre se fue de la sala, crudo el pasillo que daba a las escaleras y vio a su nana, sacudió la cabeza negando y recibió su chaqueta.

Era costumbre salir a caminar cuando discutían.

Esa condición era solo una parte de lo que se estipuló en la herencia, la segunda parte, era un matrimonio, uno qué debía ser en pleno derecho con un hombre que él escogiera. Alguien que jaaz quisiera como esposo.

Condujo durante varias horas en silencio, era de noche cuando estacionó por fin.

La casa era modesta, realmente clarisse nunca fue de aquellas mujeres que necesitarán de lujos, siempre fue recatada, disfrutaba más de lo natural y se divertía con poco. Marcus siempre la quiso pero al final, la traicionó  y ya no había vuelta atrás.

—¿Marcus? —el esposo de clarisse es un sujeto demasiado simpático para su propio bien, algo tonto según Marcus. —¿qué haces aquí? Viniste a ver a jaaz supongo.

—si, solo quería ver como esta y si necesita algo…

—uff—soltó con cansancio. Se metió al lugar del copiloto muy distendido, casi como si no fuera el hombre que se quedó con la mujer que Marcus ama. —le he ofrecido de todo, clarisse también,¿y que crees? ¡Dos trabajos! Además busco un apartamento porque se siente un invitado.

—no le gusta dar problemas— sonrió con nostalgia —si lo dejas en algún lugar con un libro olvidarás que está ahí, a veces se nos olvidaba que estaba en casa porque no hace ruido y habla poco.

El hombre se puso serio, miró hacia la luz que salía por la ventana de su casa.

—Marcus, uno no olvida que los hijos están ahí aunque ellos se queden tranquilos para no molestar.

Abrió la puerta y se dispuso a bajar, volteo al momento que su pie toco la graba.

—entra, come la cena con nosotros y sonríe como si siempre quisieras que este cerca.

—él no me quiere ver otra vez. —contesto, su tristeza era suficiente para entender que las últimas palabras de su hijo calaron profundamente en él.

—él no te quiere ver cuando eres parte de otro núcleo familiar, si eres parte de su familia, es una cosa distinta.

—Lo siento, en otra ocasión, dime si necesita algo, clarisse tiene mi número.

Ambos hombres se despidieron, la puerta de la entrada sonó y vio a su esposa esperando. Sonrió nuevamente y caminó a paso firme hasta ella, antes lo vio como un rival y tuvo miedo de embarcarse en esta relación, pero cuando ya estaba enamorado hasta el cuello noto que la herida que provocó Marcus en clarisse fue tan profunda que eliminó todo rastro de amor, había un cariño pero hay cosas que matan hasta el más profundo sentimiento.

jaazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora