Capítulo 10: Jaaz

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El café era muy concurrido, luego de ponerse el uniforme y recibir la orientación de Antonia “antu” como la llamaban en el local, jaaz comenzó a trabajar.

Tal como dijo Carlyle, él estaba detrás del mostrador.

¿Y cómo no iba a ser concurrido? Las mujeres y omegas masculinos estaban todos mirando un solo lugar, jaaz lo noto, las miradas recorrían esa enorme espalda y se posaban en las largas piernas, brazos fuertes con la blusa remangada hasta el codo. Las venas palpitante y bonita nuca, cabello negro sedoso, cuerpo escultural y una sonrisa que hace que se te seque la garganta.

Los omegas dejan salir su apestoso aroma y a jaaz le incomoda mucho que lo hagan para seducir a su jefe, claramente no puede decir nada, él tiene a su “lunelile”.

—eres muy bueno en esto. —dijo el alfa, afirmó ambas manos en el mesón acorralando a jaaz contra la cafetera industrial.

—la que usaba antes era mucho más antigua, una vieja cafetera de los años 80, a mamá le gustaba lo retro.

Se apartó un poco evitando la cercanía, dejo a los lados dos tazas qué recién terminaba de servir y  continuó. Antu sonrió de lado viendo los avances de su jefe.

No es que el hombre no tuviera para regodearse de hombres o mujeres, es un adonis, pero inexperto hasta la médula.

Conoció a esta pequeña flor tardía, y, decidió que eran el uno para el otro, ¿cuándo sucedió? No lo tiene muy claro así que las relaciones románticas pasaron a ser la eterna espera.

—yo aun no soy muy bueno, podrías explicarme como hacer más variedad de café.

—solo debes escuchame y te explicaré todo con mucho detalle.

—si, me gusta, podríamos hacerlo en el apartamento, ahí hay una cafetera y quiero que pruebes y me ayudes.

El alfa olfateo su cabello como un animalito.

—eres un hombre muy manipulador…

—tú eres débil a que te pidan ayuda.

—soy un empleado servicial…

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—Entonces, un frapuccino y un pastel de cereza.

—y tu número.

Jaaz suspiro, llevaba trabajando solo algunas horas y ya era la tercera vez.

Carlyle salió a buscar algunas cosas y se desataron las insinuaciones. Antu vigilaba y ponía límites así que cuando llegó la hora del descanso, jaaz pudo irse detrás del mostrador.

Tenía que ordenar el material para su clase del día siguiente, desde que comenzó con la búsqueda de apartamento y luego la mudanza, tenía solo unos días libres pero ya era hora de retomar con su otro trabajo a tiempo parcial.

Luego de 30 minutos de descanso regresó a trabajar, el café tenía menos flujo de clientes por la tarde, más familias venían después de las 17 hrs.

—no se hacer un pato pero se hacer un panda o un gato. —el padre del niño lo tomo para qué alcance a ver lo que hacía con la crema jaaz, tomó la leche y con movimientos suaves dibujo figuras bastante bonitas en el té con leche y café qué sirvió a los dos, hizo unas bonitas formas aunque el alfa no podía verlas claramente. Carlyle lo vio desde la entrada cuando con paciencia movía sus manos, la agilidad era algo emocionante y su trato con los clientes era muy bueno para lo distante que a veces sentía al omega.

Después de un par de minutos los clientes fueron disminuyendo, Antonia, jaaz y otro empleado manejaban muy limpia su área de trabajo así que solo ordenaron un poco las mesas en lo que Carlyle fue a su oficina. Paso otra media hora antes de que el alfa bajara para llevarlo a su casa.

El omega ya estaba abrigado hasta las orejas, era una pequeña bola de ropa, con esa bufanda color camel y su abrigo un tono más oscuro.

—vamos, te llevaré a casa. —dijo con calma Carlyle, había esperado para estar a solas con jaaz, incluso habló con él por el chat de lastmysthic.

—gracias pero hoy no voy a casa…—jaaz sonrió suavemente, noto como el alfa se inundó en confusión. —mi trabajo, te conté que tengo dos trabajos.

—pero hoy trabajaste desde las 12 hrs. Deberías ir a casa y descansar, si necesitas dinero.

—Carlyle, no es necesario, me gusta trabajar.

Carlyle bajo la mirada, con el dorso de su mano Contuvo sus palabras porque quería pedirle que no mienta, es obvio que debe estar cansado.

—aunque sea dejame llevarte a tu trabajo, es inseguro porque es muy tarde.

Jaaz asintió y le dejo acompañarlo.
De alguna manera en solo unos días Carlyle había recolectado mucha información del omega, también había habitado mucho espacio en su vida, la escuela, el trabajo, su casa. No se sentía particularmente agobiado pero temía estar enviando señales equivocadas o recibir las señales erróneas, no quiere caer en ese espiral donde solo él da todo y nadie le da un poco de afecto real.

—Puedes escribir la dirección y llegaremos. —el omega asintió e hizo lo que le pidieron, se acomodo y puso el  cinturón de seguridad, Carlyle espero paciente que la dirección ingresada comenzará a señalar el camino.

Se autoregaño por pedírselo, si le hubiera dicho que le diera el mismo las indicaciones al menos tendrían más que decir.

Cuando partió el auto, jaaz que no era de tener silencios, comenzó a hablar.

—trabajo ahí hace un año pero tengo pocos días a la semana porque el local cierra muy tarde, no es como que sea peligroso o algo pero no me gusta caminar de noche.

Carlyle asintió y no le respondió, aunque sí quería preguntar.

—dijiste que te gusta el jaaz así que te agradaría este lugar.

—¿tocan jaaz? —preguntó sin despegar la vista del camino.

—¡yo! —el menor se señaló con el dedo —yo tocó, si quieres pasa a verme.

—¿y tus instrumentos? —su voz lo oculto muy bien pero estaba emocionado. Cada pequeña cosa que podía descubrir de su omega le causaba ese picor en la garganta, qué viajaba por su cuerpo y terminaba por volver a su pecho.

—están ahí, cuando no tenía mucho espacio para guardarlo comencé a dejarlo en el local, además ellos tienen lo que necesito.


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