I would...

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Sergio sacó un montón de archivos de su escritorio y los deslizó hacia Daniel.

—Ahí tienes. Todos los modelos con los que trabajamos.—

—Gracias.— Daniel agarró los archivos.

—Los quiero de vuelta para el final del día.— Exigió Sergio, con los brazos cruzados sobre el pecho.

Daniel hizo una media reverencia. —Por supuesto.— Sonrió antes de alejarse.

—Checo.— Llamó Max a través de la puerta abierta que separaba sus oficinas.

Checo se humedeció los labios con nerviosismo mientras empujaba su silla de cuero hacia atrás.

Max estaba sentado en su escritorio, una gran pila de diseños de atuendos esparcidos por la parte superior con su computadora portátil abierta en sus plantillas de formato.

—¿Sí?— Preguntó Checo.

—Cierra la puerta, por favor.— Pidió Max, sin levantar la vista de los dos diseños que sostenía.

Checo frunció el ceño, pero hizo lo que le pidió Max. Max nunca cerraba la puerta cuando necesitaba hablar con Checo.

—¿Pasa algo malo?— Checo esperaba que los nervios no fueran evidentes en su tono.

Max miró hacia arriba y más allá de Checo, hacia la puerta ahora cerrada de su oficina.

—Uhmm.— Max bajó la vista de nuevo a las páginas en su mano.

Sergio notó la incertidumbre en la postura de Max. El movimiento de sus hombros, el apretar y aflojar la mandíbula, la forma en que su cejo se fruncía.

—Yo...— Max hizo una pausa antes de levantar las páginas para que Checo pudiera verlas. Una era una dama con un vestido largo de lino verde con un cinturón marrón delgado que se llevaba bajo alrededor de las caderas. El otro era un vestido largo de lentejuelas negras y doradas con un fleco de cuentas negras en la parte inferior.

—¿Deberíamos ir por el estilo flapper tradicional que todo el mundo conoce o por el vestido de casa estilo levita más común?—

Sergio enarcó una ceja. Supuso que Max no le había pedido que cerrara la puerta para poder preguntarle sobre los diseños, pero Checo estaba dispuesto a seguirle el juego.

—Depende del punto de la pieza. Como creo que nuestra intención es mostrar cómo ha cambiado el estilo a lo largo del tiempo, sugeriría atuendos más identificables. No compararías un vestido de cóctel con un vestido de verano, ¿Verdad?—

Max asintió. —Buen punto.— Dejó a un lado el diseño del vestido flapper. Miró el diseño del vestido, pensativo, mientras el silencio caía sobre la pareja.

Ese silencio se quedó en el aire durante un largo minuto antes de que Max volviera a hablar.

—A menos que hiciéramos varios atuendos por época, todos los días saldríamos con un estilo elegante e informal. Alcanzar a todas nuestras audiencias.—

—Tú eres el jefe.— Sergio se encogió de hombros, con los brazos entrelazados detrás de él.

—Usualmente eres más obstinado.—

Max levantó la vista, aún con el ceño fruncido.

—Y normalmente no cierras la puerta para hablar sobre diseños de vestidos.— Checo luchó por no perder la paciencia, lo que pasaba a menudo con Max.

Max suspiró, deslizando ambos diseños a un lado. Sus manos entrelazadas sobre su escritorio.

—¿Estás rompiendo conmigo?— Checo frunció el ceño. Le costó leer la expresión de Max. Estaba manteniendo sus emociones bajo llave a propósito.

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