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The part that

Max miró a Checo enterrar sus talones en la dura tierra naranja, su bat en alto y sobre su hombro, listo para batear.

El fuerte ruido que se produjo cuando la bola golpeó el bat de Sergio, era tranquilizador para Max. No había golpeado una pelota de baseball desde la universidad. Lo más seguro es que estuviera algo oxidado.

Sergio, por otro lado, no le faltaba práctica.

—¿Vienes seguido?— Max preguntó, recargándose en la pared cerca de Checo.

—Solo cuando me haces enojar.— Sergio se encogió de hombros mientras reposicionaba el bat sobre su hombro.

La pelota se proyectó hacia él, pero Checo era rápido. Su bat conectó con la pelota de nuevo.

MAX miró como la pelota pasaba por el jardín y caía detrás de la cerca.

—Debo haberte hecho enojar seguido.— Max enarcó las cejas.

Sergio giró sobre sus talones; una gran sonrisa en su rostro. Se encogió de hombros, sin molestarse en dar una respuesta.

El estómago de Max se retorció con frustración. —¿Por qué accediste a esto?— Espetó.

—¿Acceder a qué?— Sergio preguntó, sin apartar la mirada de la máquina de bateo.

—A salir conmigo.—

—Como lo recuerdo, no tuve opción.— Sergio gruñó mientras bateaba, el bat conectó con facilidad.

—Tuviste opción. Y te ofrecí una salida.—

—¿Y parecer un idiota celoso? No gracias.— Sergio puso los ojos en blanco. —Además, ¿Cómo más iba a obtener mis días libres?—

—¿Por qué son tan importantes esos días libres?— Max preguntó, mientras Checo daba un paso atrás, señalando el plato a Max para que tomara su lugar.

—Mi papá viene de visita una vez al año, no pedí días libres el año pasado porque apenas llevaba trabajando contigo un mes, más o menos.— Sergio respondió, recargando el bat contra la pared.

—Te hubiera dado los días libres si me hubieras dicho porque los querías.—

—La primera vez que te pregunté, dijiste que dependía de como estuvieran las cosas en ese momento. No sonó prometedor. Y has rechazado cualquier otro día libre que he pedido.—

Max bateó y se sorprendió al ver el bat conectar.

—Eres importante. Te necesito ahí.—

—¿De verdad eres tan incapaz de manejar las cosas por tu cuenta?— Sergio se burló.

Max suspiró, mirando de reojo a Checo. —Podría, pero me siento mejor al saber que estás ahí para hacerte cargo de las cosas. Confio en que se harán.—

—¿Entonces prefieres darme los días libres que pedí y tener que manejar las cosas tú solo que dejar que Daniel te vea soltero?—

Max bateó de nuevo, mandando la pelota volando más allá de la cerca.

—Ya viste como es.—

Sergio notó la fuerza extra con la que Max bateó, pero decidió no mencionarlo. Había traído a Max ahí específicamente para que dejara salir sus frustraciones.

—Él es... complicado, entiendo eso.— Dijo Sergio.

—Es un imbécil.—

—Los iguales se atraen.— Sergio sonrió, ganándose una mala mirada de Max.

—No, pero enserio, ¿Por qué saliste con él?—

—Él era muy dulce cuando no estaba coqueteando con todos a su alrededor. Entendía mi amor por el trabajo. Era increíble... al principio.—