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Happy

—Entonces, ¿Qué fue eso de allá con Hamilton?— Max preguntó una vez que estaban en camino a reunirse con el equipo. Esperaba no sonar como un novio celoso. No quería volver a ser el novio celoso nunca más.

Sergio se removió en su asiento, con los dientes hundidos en el labio inferior.

Max pudo ver el debate en su rostro, decidiendo si decirle o no. Quería presionar, pero estaba tratando de confiar en Sergio.

—¿Prometes que no te enojarás?— Sergio miró a Max con genuina preocupación en su rostro.

La espalda de Max se puso rígida instintivamente. Lo que fuera que estuviera a punto de escuchar no iba a ser bueno. Hubo una sensación de hundimiento en sus entrañas mientras asentía.

—Cuestioné a Lewis.— Comenzó Sergio. Volvió a moverse en su asiento. —Sobre sus intenciones.—

Las cejas de Max se fruncieron en confusión, sabía que Lewis había estado esperando atacar.

—Admitió que vino con Daniel con la intención de poner a prueba nuestra relación. No pensó que fuera algo serio entre nosotros.—

Max sabía que no era coincidencia que Lewis hubiera aparecido del brazo de Daniel. Simplemente había asumido que era obra de Daniel.

—Le aseguré que era algo serio.— Los ojos de Sergio estudiaron a Max en busca de pánico. En lugar de eso, levantó una ceja con sorpresa.

Sergio siguió adelante, no queriendo detenerse en ese detalle. —Cuando le dije eso, me admitió algo más.— Sus ojos cayeron a su regazo. No quería decirle esto a Max. Quería la menor cantidad de conflictos posible, pero quería que él fuera consciente de que Daniel estaba tramando algo.

—¿Checo?— Max presionó suavemente cuando vio la vacilación.

—Lewis debía ser una distracción para mí para que Daniel pudiera estar contigo a solas.—

La ira invadió a Max. Entonces, el hecho de que Lewis estuviera allí había sido obra de Daniel. Sabía que algo andaba mal con Daniel. Había tenido momentos a solas con Max, aunque fueron sólo momentos. Recordó los intentos de hablar sobre la felicidad de Max.

—¿Por qué?— Preguntó.

Sergio se encogió de hombros. —Lewis no lo sabía.—

Max frunció el ceño. Su mente vagaba hacia lo que Daniel podría haber esperado lograr.

Sergio se movió una vez más. —No quiero sonar...— Agitó una mano en el aire sin rumbo fijo. —...pero ¿Dijo algo?—

Max suspiró y se pasó una mano por la cara. —Actuó como si le importara mi felicidad. Se disculpó por el comentario sobre la propuesta. No sé... nada... que no haya dicho ya.—

Sergio se acercó y agarró la mano de Max. —Oye, no quise molestarte.—

—No lo hiciste.— La expresión de Max se suavizó. —Simplemente me frustra.—

—Quería esperar para decírtelo, pero... no quería ocultártelo ya que me lo preguntaste.—

Max sonrió suavemente. —Gracias.—

El auto se detuvo frente al bar al aire libre donde normalmente se reunía el equipo.

La preocupación de Max por Daniel se convirtió en un nuevo tipo de preocupación.

—Vaya, ¿Por qué esa cara de amargura?— Preguntó Sergio mientras la pareja se acercaba a la puerta.

—Realmente no les agrado mucho.— Dijo.