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Before he broke me

Sergio se despertó más temprano de lo normal porque estaba seguro de que la conversación que él y Max iban a tener no podría tener lugar en el desayuno. Le dejó a Max una nota con una toalla diciéndole cómo operar la ducha. También sacó el traje de repuesto de su jeep que tenía a mano para emergencias.

Logró escabullirse sin despertar a Max. Se debatió sobre lo que le iba a decir a Max cuando finalmente despertara, pero no tenía ni idea. No había un libro de reglas sobre qué hacer o decir cuando tu falso novio/jefe aparece borracho en la puerta de tu casa y luego te besa.

Max no iniciaba los besos. Ese beso había sido fácil, como si fuera lo más natural que Max podía hacer.

Cuando Sergio llegó a su casa con café y el desayuno, Max estaba sentado en el sofá. Tenía el pelo húmedo y su ropa fresca.

—Veo que encontraste mi nota.— Dijo Sergio dejando la bolsa del desayuno y el café en la mesa.

—Sí, gracias.— Dijo Max desde el sofá. Había doblado y colocado cuidadosamente la manta sobre el brazo del sofá. Parecía tan sereno como siempre. No había señales de una noche de borrachera durmiendo en el sofá de otra persona.

—¿Cómo te sientes?— Sergio se atrevió a preguntar.

Max miró a Checo. —Como un idiota, ¿Cómo crees?—

Sergio puso los ojos en blanco. —Me refiero a tu resaca.—

—Nada que no pueda manejar.— Max tomó el café que Checo había puesto frente a él.

—Tengo Advil.— Ofreció Sergio.

—Estoy bien.—

—Claramente.— Se burló Sergio.

La mandíbula de Max se apretó. —Lamento lo de anoche—

—¿Por qué?— Interrumpió Sergio. No sabía por qué estaba molesto. Tal vez porque no quería escuchar las excusas de Max por necesitarlo. No quería que Max intentara alejarse como lo hacía cada vez que se acercaba un poco.

Una ves más Max lo vio.

—¿Qué es exactamente lo que lamentas? ¿lr a cenar con Daniel? ¿Aparecer borracho en mi puerta? ¿Quedarte dormido en mi sofá?—

—Todo.— Espetó Max, dejando su café.

—¿Por qué?— Sergio levantó las manos.

—Cometí un error. Nunca debí haber venido aquí.—

—Necesitabas un amigo.— Dijo Sergio como si estuviera desafiando a Max a contradecirlo.

—No somos amigos.— Espetó Max de nuevo.

—¿Oh? Entonces supongo que la próxima vez no cuidaré tu trasero borracho y luego te traeré el desayuno a la mañana siguiente.— Sergio cruzó los brazos sobre el pecho mientras miraba a Max. Ignoró la decepción que causaron las palabras de Max.

Sergio estaba mirando a Max, pero se retractó. No iba a permitir que Max lo alejara, no esta vez.

—¿Por qué lo hiciste?— Preguntó Max, su tono más tranquilo, como si tuviera miedo de la respuesta.

Bueno, pensé que era porque somos amigos, pero supongo que estaba equivocado.— Sergio tomó su café y se dirigió a la cocina para buscar Advil para Max.

—Espera.— Max atrapó la muñeca de Checo mientras intentaba pasar. —Lo lamento.—

—Sigues diciendo eso.—

—No quise molestarte. Aprecio que me cuidaras. Sólo estoy avergonzado.—

—¿Avergonzado por qué exactamente?—