Blue

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Sergio caminó con Max de la mano hacia las puertas de la oficina. Se volvió hacia Max con mariposas en el estómago.

—¿Reanudaremos esto después del trabajo?— Preguntó Max, con una suave sonrisa en sus labios.

Sergio asintió.

Max se inclinó hacia adelante y su mano se posó a un lado de la cara de Sergio. Era extraño lo relajado que estaba mientras presionaba sus labios contra los de Checo. Sus labios se fusionaron fácilmente.

De todos sus besos, éste fue el más vertiginoso. La forma en que el pulgar de Max acariciaba su mejilla. El suave toque de su lengua. Era apasionado. Rivalizando con el de la noche anterior en el departamento de Max. Sólo que éste era más lento, más dulce, menos desesperado.

Cuando Max se echó hacia atrás, su frente descansó sobre la de Sergio. Algo que hacía a menudo, notó Sergio.

—No sé si alguna vez me acostumbraré a besarte así.— Susurró Max.

—Lo harás.— Sergio sonrió, alejándose suavemente. —

—Ahora, si me disculpas. Lance me ha convocado y no puedo hacerlo esperar.—

Max sonrió antes de presionar un rápido beso en los labios de Checo nuevamente.

Sergio luchó por recuperar el equilibrio mientras se dirigía a la oficina de Lance. La verdad era que él había exigido una reunión con él y Carlos.

Cuando llegó a su oficina ya lo estaban esperando.

—Otra vez tarde.— Señaló Lance.

—Sí, han sido un... par de días largos.—

—¿Es por eso que nos llamaste a mi oficina demasiado pronto?— Lance se cruzó de brazos y sus ojos lo escanearon como si pudiera descifrar de qué se trataba la reunión solo por su vestimenta.

—Sí.— Sergio cerró la puerta detrás de él. Se apoyó contra ella y respiró hondo.

—¿Qué ocurre?— Carlos dio un paso adelante, con el ceño fruncido de preocupación.

—¿Daniel hizo algo? Te advertí que estaba—

—No.— Interrumpió Sergio a Lance. Su lengua se deslizó por sus labios. Aún quedaba un ligero sabor a vainilla.

—¿Entonces que pasa?—

—Estoy saliendo con Max.—

Carlos miró entre Lance y Sergio como si se estuviera perdiendo algo. —¿Sí? Lo sabemos. Tú nos lo dijiste.—

—No. Ya no es fingido. Es... real.—

—¿Disculpa que?— Lance dio un decidido paso adelante.

—No sé qué pasó. Simplemente... me enamoré de él.— Sergio se encogió de hombros.

—Así que Max sí sentía algo por ti.— Se rió Carlos.

—Ese no es el punto.—

Lance frunció sus labios. —No digo que te lo dije, pero te lo dije.—

—Gracias, Lance.— Sergio puso los ojos en blanco. —Sólo quería que ustedes supieran.—

—Bueno, ¿Cómo es?— Carlos presionó.

Sergio soltó una carcajada. —Es complicado. Daniel es un problema. Estoy bastante seguro de que todavía siente algo por Max. Max parece haber superado a Daniel, pero seré honesto, estoy nervioso.—

—Max no es más que leal. Eso es muy importante para él.— Dijo Lance.

—Sí, lo sé, pero cinco años es mucho tiempo para estar con alguien. No me parezco en nada a Daniel.—

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