LIKE IT OR NOT [CHESTAPPEN]

Stupid Fucking Notebook

Max estaba de pie detrás de su escritorio, con ambas manos apoyadas en la madera, cuando Sergio entró.

—Cierre la puerta.—

Sergio hizo lo que le dijo, en silencio.

Cuando Max escuchó el suave clic de su puerta, miró hacia arriba.

La ira de Sergio se convirtió en confusión y pánico cuando notó las lágrimas en los ojos de Max.

—¿Es verdad?—

Sergio frunció el ceño. —¿Qué cosa?

Max dejó caer la cabeza. —Susie está buscando un reemplazo.—

Hubo una pausa.

Sergio entrecerró los ojos. Susie, ¿Por qué te resulta familiar?

Max levantó la vista cuando la comprensión cruzó por el rostro de Sergio.

—Oh.— Los hombros de Sergio se pusieron rígidos y sus ojos se abrieron de par en par por el pánico. Era un idiota. ¿Cómo no había visto venir esto antes? Se pasó una mano por el pelo.

El estómago de Max se hizo un nudo. Había esperado que no fuera cierto. Había esperado que hubiera sido uno de los juegos de Daniel. Pero Horner parecía saberlo, y ahora la admisión de Sergio...

—Max.— Sergio dio un paso adelante.

—No.— Espetó Max, levantando una mano. ¿Olvidaste mencionarlo? Seguramente lo escribiste en esa estúpida maldita libreta tuya.—

—Y-yo no, no-no estoy.— Sergio tropezó con sus palabras, agitando las manos en un intento desesperado de explicarse. Su cerebro estaba tratando de procesar lo que Max estaba diciendo.

—¿Algo de esto fue real?— Max intervino, su tono más bajo y más desesperado. Como si tuviera miedo de saber la respuesta.

—¿Qué?— Sergio parpadeó y se quedó quieto.

—Sé que al principio no lo fue, pero... este mes...— La voz de Max era desesperada. Como si estuviera suplicando la respuesta que quería.

Sergio avanzó varios pasos. —Max, ¿De qué estás hablando?—

—¿Por qué accediste a salir conmigo?—

Sergio frunció el ceño. No entendía hacia dónde iba esta conversación. ¿Qué le estaba preguntando Max exactamente?

—No al principio, sé por qué al principio, quiero decir... de verdad.— El tono de Max todavía era bajo.

—Max, no entiendo de qué se trata esto...—

—Se trata de que me mentiste. De que eres un manipulador, aún más que Daniel. Se trata de esa estúpida maldita libreta.— Exclamó Max, señalando el bolsillo en el que sabía que Sergio guardaba la libreta. Su mano temblaba de ira.

—¿Qué?— Sergio parpadeó. Estaba tan desprevenido que ni siquiera supo cómo responder. ¿De qué estaba hablando Max?

—Para ti sólo soy un trabajo. Siempre lo he sido.— Max luchó por mantener las lágrimas a raya. Estaba tan enojado y tan herido que las dos emociones seguían apoderándose de él. Justo cuando pensaba que la ira había vencido, el dolor volvía a aflorar, y viceversa.

Sergio se pasó una mano por la cara y dio un paso adelante. —Está bien, hay mucho que desempacar aquí, pero, para empezar, nunca te he mentido. Y nunca te he manipulado. Así que lo que sea que dijo Daniel cuando te tenía presionado contra mi escritorio...— Hizo una pausa tratando de mantener la ira fuera de su tono. Esto fue obra de Daniel, no de Max.