Querido diario:
Ya han pasado cinco días desde que fui a la estúpida fiesta de las novatadas... y no sé como sentirme al respecto. Pensando en todo lo que pasó esa noche, la verdad es que no me reconozco. Siempre he sido un chico tranquilo, que prefiere quedarse en su habitación jugando con la Switch antes de irse de fiesta. Pero no me puedo arrepentir de haber ido a aquella fiesta porque sino no hubiese conocido a Juanjo... el chico con el que me acabé liando en los baños. No es nada propio de mí hacer eso y menos con una persona a la que acabo de conocer, pero las cosas surgieron así y ya no se pueden cambiar. En estos cinco días, no he podido dejar de pensar en él. Sin ninguna duda, nunca me había besado así con otra persona, con una necesidad tan primitiva de querer devorar el uno al otro. Es obvia la causa por la que no me lo puedo sacar de la cabeza, y es que ha sido desde lejos el mejor encuentro que he tenido hasta ahora con un chico. No obstante, estoy un poco asustado con mis propios sentimientos respecto a Juanjo, quiero decir, no debería ser tan importante para mí a estas alturas, ya que solo lo conozco de una noche. Pero al parecer, mi corazón va por otro lado diferente al de mi mente, y no puedo reprimir las maravillosas mariposas que crecen en mi vientre cuando me acuerdo de cada mirada que compartimos esa noche, o de cada caricia... incluso de cada pique que tuvimos. Esa noche creció una chispa entre nosotros, era obvio que los dos nos teníamos ganas, y esas ganas se vieron incrementadas con cada uno de nuestros tira-afloja. Porque Juanjo sacó esa noche mi versión más rebelde y menos tímida, me hizo querer llegar al extremo con él y estirar todo lo posible aquella tensión que creció entre nosotros. Sin embargo, llevo todos estos días rayado, porque pienso que me pasé un poco con él, sobre todo cuando le eché de mi habitación. Es verdad que yo no estaba en mis cabales, iba borracho y acababa de vomitar como tres veces... pero debería haberle agradecido por haberme defendido de mi ex y por haberme acompañado a mi habitación. Y lo peor es que no me dijo donde vivía, y me angustia no volver a verlo, y que todo lo que pasó entre nosotros se quede en un lío pasajero, y que encima piense que soy un desagradecido. Lo único que me consuela es que tengo varios ases en la manga, y es que Juanjo conoce a Kiki, así que por ahí tengo vía libre, además de que estudia lo mismo que yo, aunque es un par de años más mayor, pero creo que será fácil encontrármelo por el campus... así que mi misión esta semana, a parte de entender algo del temario de física, es encontrar a Juanjo y hacerle ver que lo que pasó entre nosotros no lo va a poder olvidar tan fácilmente...
Martin se sobresaltó y dejó de escribir en su libreta rosa cuando escuchó la puerta de su habitación abrirse. Había entrado con mala cara David, su odioso compañero de habitación que había resultado ser uno de los amigos de Iván. Cuando vio a Martin tumbado en su cama escribiendo con un boli rosa lleno de purpurina en las hojas azules de su diario, no pudo reprimir alzar las cejas de forma burlona y mirarlo con maldad.
-Escribiendo ya la cartita a los reyes magos, ¿no? ¿Qué te vas a pedir?
-No, le estoy escribiendo una carta a mi psicóloga, a ver si os hace el favor de daros una cita a ti y a todos tus amigos para curar vuestra homofobia. Pobrecitos, debéis tener muchos traumas de la infancia para ser tan infelices de inmiscuiros en la vida personal de los demás, pero no os desaniméis, que todo con terapia se puede solucionar.
Se apresuró a coger su mochila con sus libros y a dejar ahí pasmado y boquiabierto a David. Salió de su habitación dando un portazo, y una vez que David ya no le podía ver, dejó escapar todo el aire que había estado reteniendo en sus pulmones. Se quedó varios segundos reposando la espalda en la puerta, con los ojos cerrados, mientras intentaba recobrar el ritmo normal de su respiración. Sus manos le temblaban por la adrenalina de haberle plantado cara a su compañero de habitación, por lo que abrazó con fuerza su libreta, intentando calmar sus nervios.
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Desafiando a las leyes de la física
FanfictionMartin ha sido siempre un chico tranquilo y tímido, apasionado de la danza y de los videojuegos. Cuando llega a Madrid para estudiar ingeniería naval, una carrera que no le entusiasma para nada, jamás se hubiera imaginado que acabaría liado en una f...