Juanjo bajó las escaleras tambaleándose hasta la planta principal. En el camino no pudo evitar chocarse con la gente que subía al primer piso, pero ni si quiera se disculpó por ello. Su mente iba a mil por hora, pensando la manera idónea de sacar a Martin de aquella habitación. Si él mismo interrumpía ese momento, sería bastante sospechoso, por lo que necesitaba la ayuda de otra persona y esa era Álvaro.
Paseó la mirada por el salón abarrotado de gente, parpadeando varias veces para poder disuadir los numerosos puntitos negros que bailaban en su campo visual. Joder, ¿dónde se habría metido el puto Álvaro? Cogió el teléfono para llamarle, pero una carcajada a su izquierda le llamó la atención. Miró hacia allí y vio al susodicho riendo con más gente mientras jugaba al beer pong. A Juanjo le dio igual tener que interrumpir aquel momento de diversión para llevarse a Álvaro, puesto que su amigo sabía a lo que realmente habían venido a hacer en esa fiesta, y él, al igual que el resto, también tenía una misión. Y había llegado su momento.
–¡Álvaro, cojones! Ven, te necesito– cogió a su amigo del brazo y tiró de él para llevárselo de allí.
Álvaro frunció el ceño ante la inesperada y efusiva aparición de Juanjo.
–¿Amor, estás bien? Estás empapado de sudor– comentó Álvaro en tono preocupado.
–¡No, joder! No estoy bien ¡Me han tenido que drogar! Te lo juro, no estoy exagerando. Y ahora tienes que ayudarme. Tengo las putas hojas, pero casi me pilla el cabrón de Iván, y Martin ha tenido que liarse con él para que yo pudiera salir de la habitación. Tienes que subir allí e interrumpirles, haz que buscabas el baño o cualquier otra cosa– Juanjo ni si quiera era consciente de que estaba arrastrando las palabras y que apenas se le entendía.
Álvaro miró a su amigo perplejo.
–¡¿Qué dices?! ¡¿Cómo que te han drogado?! ¿Cómo que Martin se ha tenido que liar con su ex para encubrirte? ¿Esto es una broma? ¿Os dejo una hora solos y liais la de Dios?
–¡ÁLVARO, JODER!– gritó Juanjo cogiendo por los brazos a su amigo y sacudiéndole con fuerza.– ¡No hay tiempo para explicaciones! ¡Estoy que no puedo ni subir las putas escaleras! Hazlo por mí y por Martin y entra en esa puta habitación, YA.
La severidad en el tono de Juanjo hizo que Álvaro no hiciese más preguntas. El chico asintió con la cabeza, sus rasgos volviéndose más afilados al haber perdido todo signo de diversión que conservaban antes. Miró por última vez a Juanjo antes de encaminarse escaleras arriba. El maño solo pudo apoyarse contra la pared y abanicarse con las manos. Necesitaba tumbarse en cualquier sitio para que se le pasara aquel mareo, no obstante, antes era mucho más importante sacar a Martin de ahí.
[...]
La mente de Martin solo se concentraba en contar los segundos que llevaba besando a Iván. Para ser exactos, llevaba 266 segundos desde que aquella tortura había comenzado. No obstante, no se arrepentía para nada. Si para tener que salvar el culo de Juanjo tendría que hacer aquello, siendo ahora mismo de las cosas que más le repugnaba, lo haría sin pensarlo. Con ello acababa de confirmar algo que ya sabía, pero que aún así le dejaba sin respiración: por Juanjo podría hacer lo que fuera, incluso besar a su exnovio para protegerle. Le asustaba la rapidez con la que sus sentimientos por aquel chico avanzaban, todo iba en picado, pero sería la caída más dulce que jamás había podido gozar.
Sus pensamientos se trasladaron al presente cuando Iván tiró de su pelo con pasión. Ambos chicos seguían tumbados en la cama, sus cuerpos totalmente pegados el uno con el otro. Martin solo podía pensar una cosa y era que cómo iba a explicar a Iván que no quería nada con él y que no le había besado por las razones que él intuía. Se acababa de meter en un embrollo del cual iba a ser bastante difícil salir. Tenía que parar eso como fuera, y más cuando las manos de Iván se colaron por debajo de su camiseta y ascendieron por su abdomen, acariciando toda la piel que se iban encontrando. A Martin le dio un escalofrío, pero de rechazo. Él solo quería que una persona le tocase y le besase de esa manera, y era Juanjo.
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Desafiando a las leyes de la física
FanfictionMartin ha sido siempre un chico tranquilo y tímido, apasionado de la danza y de los videojuegos. Cuando llega a Madrid para estudiar ingeniería naval, una carrera que no le entusiasma para nada, jamás se hubiera imaginado que acabaría liado en una f...