039.

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–¿Cuál os gusta más, roja o azul?

Martin estaba frente al espejo de su habitación mientras se probaba las pajaritas de ambos colores. Se sentía extraño en aquel traje, aunque le quedaba bastante bien. La fina y suave tela se adhería en los puntos necesarios a cada músculo de su cuerpo, haciendo de su figura una esbelta.

Se sentía guapo esa noche, la noche del baile de Navidad. Se moría de ganas de ver cual sería el outfit de Juanjo, aunque para eso todavía tenía que esperar un poco.

–Roja. Contrasta muy bien con el traje negro– dijo Denna, la cual estaba tumbada en la cama de Martin.

–¿Sabes qué va a llevar puesto Juanjo?– preguntó Salma.

Martin negó con la cabeza. Juanjo no le había querido desvelar cual iba a ser su outfit para el baile. De tan solo imaginárselo con un traje puesto notaba un cosquilleo tonto en su estómago.

Quería verle. Necesitaba verle ya y pasar toda aquella noche juntos. Bailar rodeados de gente en la pista de baile, pasar sus brazos por su cuello mientras que el mayor le cogiese de la cintura, besarle hasta que le doliesen los labios... Nunca había deseado tanto que un momento en concreto llegase tanto como aquel. Quizás lo estaba idealizando, pero no podía dejar de sentirse como el protagonista de una película adolescente americana.

–Vais a ir guapísimos los dos. La mejor pareja del baile, os van a envidiar todos.

Martin se sonrojó mientras se ponía la pajarita roja.

–Denna... tú sabes que Juanjo y yo somos pareja de baile y ya está, ¿no?

La rubia frunció el ceño.

–¿A qué te refieres?

–A que no me ha pedido que sea su novio. Yo tampoco se lo he pedido a él, que conste. Nos queremos y estamos enamorados, pero como tal no somos novios. No ha habido una oficialización aún.

Martin se dio la vuelta para mirar a sus dos amigas, las cuales le estaban observando un poco boca abiertas, como si aquello les hubiese pillado por sorpresa.

El vasco estaba nervioso. La palabra "novios" parecía rondar sobre sus cabezas cada vez que estaban juntos, sin embargo, ninguno de los dos había dado el paso a sacar el tema. Martin para esas cosas solía tener poca iniciativa, y Juanjo que era mucho más dicharachero y abierto en ese aspecto aún no había dado el paso. ¿Quizás eso significase que el maño todavía no quería darlo? De tanto sobre pensar aquel tema le iba a comenzar a salir humo por las orejas.

¿Por qué les resultaba tan difícil cuando lo más complicado ya estaba hecho? Admitir los sentimientos mutuos y declararse a otra persona no era una tarea fácil, siempre existía la duda de no ser correspondido. Sin embargo, Martin y Juanjo ya habían dado aquel paso y ahora solo quedaba hacerlo aún más real con una simple pregunta: "¿Quieres ser mi novio?"

–¿Y tú quieres que te lo pida?– preguntó Denna.

Martin casi se rompió el cuello cuando se puso a asentir con ganas.

–Claro que quiero. Sería el mejor regalo que me podrían dar por Navidad.

–¿Y por qué no se lo pides tú? De verdad que no entiendo a los hombres...– se quejó Salma.

Martin hizo un mohín con los labios.

–No sé. Es que me da cosa. ¿Y si me dice que no? ¿Y por qué no me lo puede pedir él?

Denna se pellizcó el puente de la nariz y le echó una ojeada a Salma. Ambas chicas negaron con la cabeza a la vez.

–Amor, ¿enserio a estas alturas dudas de los sentimientos de Juanjo?

Desafiando a las leyes de la físicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora