–¿Quién habrá hecho esto?– dijo Martin entre sollozos.
Juanjo se apartó rápidamente del cuerpo de Martin, para darle la vuelta a este y mirarle con los ojos desorbitados. ¿Cómo podía dudar del causante? Él lo tenía bastante claro.
–A ver, Martin, creo que está muy claro quiénes han pintado esto– el tono de Juanjo fue más cortante de lo que él mismo pretendía.
–Bueno, vale. Pero no me hables mal...– lloró con más fuerza Martin. El corazón de Juanjo se ablandó completamente. Lo último que quería era hacerle sentir mal.
Se acercó al cuerpo tembloroso del más pequeño y lo envolvió con sus fuertes brazos, acercándolo a su pecho. Comenzó a acariciarle el pelo y a chistarle para que se calmara. Martin apretó con fuerza la sudadera de Juanjo. Se veía que lo estaba pasando bastante mal.
"¿Y esto es a lo que me voy a tener que enfrentar cuando salga del armario? ¿La gente también me empezará a insultar y a decir cosas horribles sobre mí solo por decidir con quién me voy a la cama?" Una sensación de terror comenzó a asentarse en su estómago. Aunque Martin se echase a llorar, él era mucho más fuerte que Juanjo. El más mayor no hubiese podido soportar ni un mínimo de las cosas que había tenido que aguantar Martin.
–Venga, vamos a dejarle las cosas claras al cabrón que tienes como compañero de habitación– dijo Juanjo mientras se apartaba de Martin y colocaba sus manos sobre el pomo de la puerta para abrirla. No obstante, el vasco fue más rápido y se coló entre Juanjo y la puerta, intentando apartarle de esta.
–¡No! Espera, Juanjo, ¿y si está dentro David?
–De eso se trata, Martin, de que esté dentro y que le podamos decir que pare de una puta vez con estos jueguecitos.
–Pero... ¿te vas a encarar con él?– Martin había dejado de llorar, sin embargo, todavía quedaban restos de lágrimas por sus mejillas sonrosadas.
–Pues tendremos que hacer lo que sea necesario para que te deje en paz, joder. ¿Qué te pasa? ¿Por qué no quieres entrar?
Los ojos de Martin se volvieron a aguar, y no pudo reprimir que una nueva cascada de lágrimas volviese a caer por sus mejillas. Esta vez lloró en silencio mientras miraba las zapatillas de Juanjo.
–Martin... venga, va, ¿qué pasa?– su tono de voz se volvió más dulce. No sabía muy bien como tratar a aquel Martin que se veía tan vulnerable.
–Que... que me da miedo– susurró Martin mientras se limpiaba sus propias lágrimas con los puños.
El corazón de Juanjo dio un salto. Si lo había entendido bien, ¿Martin estaba asustado de lo que le pudiesen hacer tanto su compañero de habitación como su exnovio? La rabia comenzó a recorrer sus venas, tenía claro que en cuanto viese a uno o a otro se le haría muy difícil no abalanzarse para darle una hostia a cualquiera de los dos.
No obstante, intentó relajarse, aquel no era el momento para dar rienda suelta a la ira. Tenía que ayudar a Martin como fuera. Le cogió de las mejillas y le alzó el mentón para que le pudiese mirar a los ojos. Estas estaban húmedas y frías debido a las lágrimas que estaba derramando el vasco. Le acarició las mejillas, borrando así cualquier rastro de lágrimas.
–¿De qué tienes miedo exactamente?– susurró Juanjo.
–Pues... de David... y de Iván. No me quiero enfrentar a ellos, creo que si lo hago será peor. A veces lo mejor es hacer como si no me importase para que se cansen antes de molestarme. Seguro que si reacciono eso les incitará más a seguir poniéndome la zancadilla.
–Pero, vamos a ver, Martin, ¿cómo vas a ignorar esto? Entiendo tu punto, pero es que estos dos no van a parar hasta que explotes y les caiga una buena bronca por parte de alguien con autoridad. Ni de coña vas a pasar de esto, les vamos a plantar cara para que vean que no pueden hacer contigo lo que quieran. Y no te preocupes que no vas a estar solo, yo estoy contigo ¿vale? Igual que tú has estado para mí cuando yo he necesitado tu ayuda, yo voy a estar para ti cuando tú necesites la mía.
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Desafiando a las leyes de la física
FanfictionMartin ha sido siempre un chico tranquilo y tímido, apasionado de la danza y de los videojuegos. Cuando llega a Madrid para estudiar ingeniería naval, una carrera que no le entusiasma para nada, jamás se hubiera imaginado que acabaría liado en una f...