[Junio de 2025]
Un convoy militar se estableció afuera del complejo, justo frente a la mirada fría de la doctora Pearson.
Detrás de ella, como siempre, estaba Frank sumamente nervioso. No sabía qué esperar de esa visita ni dónde terminarían después de eso.
Lo averiguaría muy pronto.
Un hombre de corta estatura y vestido con un traje negro se bajó de uno de los autos que encabezaban la caravana. En ningún momento doblegó su postura firme al plantarse frente aquella mujer con bata blanca a pesar de tener que mirarla hacia arriba.
—Doctora Pearson, un placer conocerla —extendió su mano frente a ella—. Soy el agente Morrison.
—El placer es mío —respondió en tono neutro.
—Después de usted —señaló la puerta.
Pearson se dio media vuelta y caminó por el extenso pasillo con el hombre a su lado y Frank siguiéndoles los pasos junto con otros dos militares.
Llegaron hasta la sala de controles y se detuvieron frente al cristal que los separaba del aparato con el que habían estado realizando las pruebas.
Ahora se encontraba destruido al igual que gran parte del tablero de controles.
—¿Estos son sus... resultados, doctora Pearson? —el hombrecillo se aflojó un poco su corbata mientras apretó los dientes.
—En efecto. Me pidieron que hiciera más pruebas y este fue el resultado —unió sus manos en la espalda sin quitar la vista del aparato—. No pudimos contener la radiación y eso provocó explosiones. Lo que sí pudimos hacer fue contener la catástrofe antes de que sucediera algo peor.
—¿Eso debería alegrarme? —ironizó.
—Sí debería. El bosque ha estado lleno de policías buscando a esa mujer y al niño que desaparecieron. Lo menos que necesitábamos eran investigadores tratando de entrar al complejo.
—Lo que queríamos eran resultados, doctora Pearson. No más evasivas de su parte.
—Bueno, esos fueron los resultados —se giró y miró al hombre a los ojos, a pesar de que le rebasaba su estatura.
—¿Esa es su conclusión? Después de todo lo que hemos invertido en su trabajo.
—Esta es mi conclusión: el experimento falló.
El hombre tensó aún más la mandíbula reprimiendo algunas palabras que deseaba decirle y sólo tomó el gafete de la doctora para arrancarlo con firmeza de su bata.
—¿Sabe lo que esto significa? —lo puso cerca de su rostro.
Ella asintió tranquilamente.
—A partir de ahora queda clausurado el proyecto. El lugar será desmantelado a la brevedad. Sus anotaciones pasarán a ser información clasificada del gobierno —se acercó más a ella— y usted deberá entregar su cédula profesional, quedando como una completa estafa ante la sociedad científica y sin empleo de por vida —le sonrió cínicamente— ¿Comprende eso?
—El hecho de que me retiren mi cédula no me quita mis conocimientos. Sé lo que me implica abandonar el proyecto Chronos —se quitó lentamente la bata y la dejó caer encima del hombre—. Es hora de irnos, Frank —le ordenó al muchacho antes de salir.
***
La tormenta los persiguió todo el camino y Frank estaba sumergido en otra tormenta mental.
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El tiempo que nos queda ﹝+18﹞
Ciencia FicciónCharlie se enamora perdidamente de un chico que llega al pueblo a inicios de la década de noventas. En ese mismo año lo ve morir de una manera trágica y dolorosa, así que pasa las siguientes décadas pensando en qué pudo ser diferente para mantener c...