Bien o mal

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Luego de haber cenado y jugado por un rato, ambos niños estaban metidos bajo las sábanas: Kuku en la parte de arriba y Franchi en la de abajo. La cama de Esteban era rara porque era de esas... ¿cama nido? Y él jamás vio algo así, pero era genial porque tan lejos no estaban uno del otro.

No era la primera vez que se quedaban a dormir en la casa del otro, desde que se conocieron el año anterior se hicieron inseparables y casi siempre se juntaban a jugar y ver caricaturas.

Francisco se removió mucho en el colchón, y eso le llamó la atención a Esteban, quien asomó la cabeza y lo miró.— ¿Te pica algo?

— ¿Qué? No —contestó avergonzado.

— ¿Entonces por qué te mueves como un gusano?

— ... me da vergüenza decir esto —se rió bajito.

— ¿Qué cosa?

— Me da miedo la oscuridad —admitió.

Hubo un breve silencio y Francisco esperaba alguna burla o algo, sin embargo, escuchó las sábanas de la cama de Esteban moverse.

— ¿Te querés acostar conmigo? —sugirió un tanto tímido.

— Bueno.

Francisco trepó hacia la cama contraria, acomodándose en el lado que Esteban le ofreció en la cama. Se quedaron lado a lado en silencio, incapaces de dormir.

— Franchi —le llamó el dueño de la cama.

— ¿Mhm?

— ¿Te puedo hacer una pregunta? Es que vos sabés de todo.

— Dale.

Kuku lo pensó.

— ¿Conoces esa cosa de... hombres que se besan?

No piensen nada raro, Esteban se sentía curioso al respecto. Estaba viendo televisión con su mamá hace unos días, y aparecieron dos chicos dándose un beso en pantalla, él lo encontró adorable, pero su mamá cambió el canal diciendo algo que no escuchó bien, pero se veía enojada.

— Sí —respondió divertido.— ¿Por qué preguntas, Kuku?

— Lo vi en la tele —aclaró.— Y mi mamá se enojó.

— Ah... ¿tú crees que está mal?

— No sé —se encogió de hombros.— Nunca he visto a dos hombres besarse, supongo que está bien.

— Está bien.

— ¿Sí?

— Bueno, eso dice mi mamá.

— ¿Ah, sí?

— Sí, me lo explicaron cuando mi hermano dijo que tenía novio.

— Ohh. Siempre creí que los chicos salían con las chicas y las chicas con los chicos.

— Pueden, pero también niños con niños y niñas con niñas, aunque a esas no las he visto —sonrió.

— Suena raro.

— ¿Te ha gustado una niña antes?

Esteban hizo memoria, encontraba linda a Sailor Moon, aunque no quisiera besar a alguien como ella, quería besar a alguien como Franchi, su Franchi.

— No —contestó.

— ¿Y un niño?

¿Le gustó un niño? Veía a sus compañeros y no le agradaban, pero con él era diferente. Dios, ¿podía sentir amor a esa corta edad?

— Tampoco —dijo, seguro de su respuesta.— O sea, me gustás vos, no los niños.

— ¿Te gusto?

— Y sí. Me gusta tu sonrisa.

Franchi sonrió al oír eso.

— Buenas noches, Kuku.

— Buenas noches, Franchi.

Aquellos niños no sabían lo que iba a pasar.

[....]

Al día siguiente, luego de que fuesen a buscar a Francisco después del almuerzo, Esteban estaba parado junto a su mamá, quien terminaba de lavar los platos del almuerzo mientras cantaba algo que sonaba en la radio.

— Mami —dijo, nervioso.

— ¿Qué pasa, Estebi? —contestó ella sin dejar su labor, pero escuchándolo atentamente.

— ¿Cómo sabés cuando alguien te gusta?

— ¿Qué hablás? Estás chiquito para esas cosas —se rió ante su inocencia.

— Franchi dijo que cuando te gusta alguien lo sabes, y yo lo sé —se defendió.

— ¿Ah, sí? ¿Y cómo se llama esa niñita?

— No me gusta una niña, me gusta Franchi.

Ella dejó de lavar el plato, incluso se le resbaló dentro del fregadero, lo agarró nerviosa y lo siguió limpiando.— Hablamos después.

— Pero-

— Después —le cortó.

Aquello sorprendió al niño, jamás le había hablado con ese tono filoso, se sintió como una puñalada en el corazón.

— Bueno... —susurró agachando la cabeza.

¿Por qué esa reacción? No se la esperaba, pensaba que todas las mamis pensaban igual, creía que ella y la mamá de Franchi pensaban así, al ser unidas como él y Fran.

Esteban se quedó en su habitación dibujando y pintando hasta que su madre se asomó por la puerta.

— Hola, Estebi —le saludó ella, sin saber cómo abordar esta situación.— ¿Podemos hablar?

— Bueno —le sonrió dejando sus lápices de lado.— ¿De qué?

Suspiró.— De lo que me dijiste hace rato.

— Bueno. ¿Qué pasa con eso? —se sentó como indio en el suelo de su cuatro. Ella se sentó junto a él.— No me mires así.

— Estebi, a ti no te puede gustar Francisco.

— ¿Por qué no?

— Porque ustedes son niños, varones.

— ... no entiendo...

— El amor es sólo entre un hombre y una mujer, no hombre y hombre o mujer y mujer.

— Ah... pero no puedo controlar eso.

— Sólo te digo que no te puede gustar.

— Bueno... —susurró asintiendo con su cabeza.

— Y para que te deje de gustar, ya no podrás verlo. Nunca más.

¿Qué?

— ¿Qué? ¡No! ¿¡Por qué no?! —chilló alterándose.

— No me grites.

Esteban se la quedó mirando con los ojitos vidriosos, sintiendo su corazón doler. Comenzó a llorar y agachó su cabeza, desde pequeño sabiendo que no le podía discutir nada a su mamá.

— Lo siento, Estebi.

Una disculpa vacía para una situación que no ameritaba una de esas. Su mamá le rompió el corazoncito por primera vez en su vida, y no será la última vez.

[♥︎]

algo cortito, pa la penita.

no olviden votar y comentar, que eso me motiva a seguir escribiendo. <3

ꜱɪɴᴄᴇ ᴄʜɪʟᴅʜᴏᴏᴅ // ᴇꜱᴛᴇʙᴀɴ x ꜰʀᴀɴᴄɪꜱᴄᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora