Alguien del pasado

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Los jóvenes caminaron por los pasillos hacia el pequeño auditorio que se usaba para las graduaciones y las obras de teatro del colegio, todos contentos de perder matemáticas, que lo tenían a última hora ese día, por la charla de quizás quién sabe qué.

Se sentaron en las primeras filas debido a que fueron los últimos en salir del salón y todos los asientos del fondo fueron tomados por sus compañeros. No es que les molestase sentarse enfrente del todo, eran lo que unos consideraban como nerds: primera fila para captar mejor la información.

— ¿No tienen una idea de qué es? —Esteban preguntó en voz baja.

— Si supiese ya lo habría dicho, pelotudo —Andy bufó.— ¿Se imaginan es por lo del baño?

— ¿Qué cosa del baño? —Rocco alzó una ceja, burlesco.

— Ay, nada, nada —susurró mirando a otro lado.

— ¡Fuiste vos entonces!

— ¡No fui yo!

— ¿Se van a poner a discutir ahora? —llegó Fran.

— ¿A qué hora te levantaste? ¿Dónde? —Esteban se vio notoriamente confundido la verlo tomar asiento de nuevo a su lado.

— Fui a preguntarle al profe de qué era esto —se encogió de hombros divertido.— Estabas hablando con los chicos y no quería interrumpir —sonrió.

Esteban también sonrió, amplio.— ¿Y de qué es?

— Un abogado quiere "inspirarnos" y toda la cosa.

— No me gustan los abogados —Andy dijo como un berrinche.— Son pesados.

— Tu tía lo es, conozco unos que no lo son.

— Muy bien, jóvenes, necesito de su atención —un maestro se paró frente a todos, haciéndoles callar.— Seamos respetuosos y dejemos al abogado Hempe charlar, quien amablemente abrió un espacio en su ocupada agenda para venir con nosotros. No malgastemos su tiempo, por favor.

Luego de eso, un hombre bien vestido se subió al diminuto escenario. Tenía el cabello medio desordenado, pero el resto de su ropa estaba a su medida sin ninguna arruga, y su rostro estaba decorado por una sonrisa atractiva y encantadora. El pendiente en su oreja, o reflejaba su juventud o algún acto de rebeldía.

— Yo te dejo por el abogado —Rocco le dice a Andy codeándole, en broma.

— No si yo te dejo a vos primero —se burló este.

Siguieron soltando un par de bromas más, mientras Esteban sólo atinaba a reírse de las boludeces que decían. Por otro lado, Francisco sólo podía observar a Simón Hempe parado frente a él luego de varios años; se veía igual al Simón de antes, sólo que en una versión más madura.

Tal vez Simón sintió la mirada fija de Romero en él, o habrá sido cosa del destino, fuese como fuese la situación, él también lo miró. Quedó estupefacto un par de segundos, como si lo hubiese reconocido a la primera, sin embargo, le sonrió al cabo de unos eternos segundos.

— Mierda —susurró Francisco bajando la mirada.— La concha de mi vieja —maldijo.

— ¿Qué pasa? —el castaño lo miró, preocupado por su repentino cambio de humor.

— Es Simón...

— ¿Simón? Simón.... ¿¡Simón?!

— Joven Kukuriczka, por favor —el mismo maestro que los mandó a callar le habló.

— Perdón —se disculpó sonrojándose y quedando como tomate.

El abogado rió, despreocupando al profe.— Okay, jóvenes, puedo entender que no a todos aquí les interese la carrera de Derecho, y está bien, a mí no me gusta tampoco —eso hizo que algunos alumnos lo miraran confundido.— Y con eso, quizás al menos uno se pregunte por qué soy abogado si ni siquiera me gusta, pues es simple: creo en que la justicia se debe dar como tal y no todos los abogados y jueces la dan, así que trato de hacer un cambio en este mundo laboral que me decepcionó hace varios años.

ꜱɪɴᴄᴇ ᴄʜɪʟᴅʜᴏᴏᴅ // ᴇꜱᴛᴇʙᴀɴ x ꜰʀᴀɴᴄɪꜱᴄᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora