Calma

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Cargar con la culpa es algo en lo que Francisco apestaba, era muy obvio cuando hacía algo que estaba mal y que le daba miedo admitir en voz alta.

O al menos era obvio para Juani, pero como él faltó ese día por dolor de estómago, sus amigos eran muy tontos como para descubrirlo porque no se la pasaban mirándolo todo el rato. Pero Esteban lo miraba mucho, y eso hacía que la culpa fuese inmensa por alguna razón.

Movió la pierna de arriba a abajo mientras comía, lo más tranquilo posible, el yogur que trajo de su casa, al lado de su mochila había una manzana a medio comer que no planeaba acabar.

— ¿Te sentís bien? —escuchó a Esteban preguntarle.

— ¿Te importa? —dijo en voz baja, creyendo que por sus audífonos no le iba a escuchar.

— Sí, me importa. Y estos audífonos aislan el ruido, no las voces cercanas, así que no trates de hacerte el loco.

Las mejillas y orejas de Francisco agarraron un color rojizo, de total vergüenza. Agradecía que Andy y Rocco parecían estar en su mundito color rosa y no les estaban dando tanta atención a los otros dos.

— Perdón —se disculpó Romero rascándose la nuca.— Pero no entiendo por qué preguntás, honestamente ni siquiera creo que es porque de verdad te importa mi vida.

— No soy de fingir cosas por compromisos.

— Se nota.

— ¿Y te referís a...?

— No sé, ¿tal vez a cuando saliste corriendo de mi casa, sin siquiera terminar de ayudarme con el puto trabajo?

— ¿Y eso qué tiene que ver? —frunció el ceño, molesto.— No puedo fingir estar bien y aparentar tener la mejor vida del mundo, no soy como vos, todo falso.

Algo en la cabeza de Francisco resonó a mala gana, dolido a decir verdad.

— Pelotudo de mierda —dijo entre dientes.

— Te escuché.

— Esa era la puta idea, Esteban.

— ¿Y ahora por qué se pelean? —Andy les miró con el ceño fruncido.— ¿No hay algún momento donde no se peleen? Me cansa oírlos discutir por todo.

Esteban iba a objetar por lo que Pruss acababa de decir, pero cuando Romero se puso de pie, dispuesto a dejar a los tres amigos en paz, cerró la boca. Francisco murmuró un suave "perdón" antes de salir del comedor.

— ¡Espera! —Rocco llamó. Frunció su ceño y miró a su novio y a su amigo.— Ustedes son unos pelotudos de primera, ¿sí sabían?

— ¿Y yo qué hice? —Andy bufó.

— Expresarte como el culo. Y vos, realmente no sabes hablar con la gente —señaló a Esteban, este suspiró. Estaba de acuerdo.— Andá a buscarlo y pídele perdón por ser un estúpido que no piensa antes de hablar.

— ¿Por qué te debe hacer caso?

Rocco bufó y apoyó la mejilla en su palma, negando con la cabeza.

— Mejor haz lo que querés y ya está —susurró rendido y hastiado, a él también le cansaban las peleas de sus amigos, pero siempre prefirió no hablar al respecto.

Esteban decidió hacerle caso y fue en busca de Francisco, dejando atrás a sus dos amigos que parecían haber empezado a discutir.

Lo buscó, llegando baño donde este estaba con papel higiénico reposando en su muñeca, presionándola con la mano. El mayor no dijo nada, sólo se acercó y puso su mano sobre la contraria, también ejerciendo presión y notando lo tenso que el chico se puso cuando entró.

ꜱɪɴᴄᴇ ᴄʜɪʟᴅʜᴏᴏᴅ // ᴇꜱᴛᴇʙᴀɴ x ꜰʀᴀɴᴄɪꜱᴄᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora