La presentación

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La voces se oían distantes, muy ajenas a él y al pequeño mundo que creó inconscientemente para esa situación. Sentía la brocha acariciarle los párpados suavemente, dejándolos de un color similar a su piel, tratando de ocultarle al resto la oscuridad de sus ojeras.

Habían estado semanas ensayando para la primera semana de la primavera, con horas y horas de arduo trabajo que resultaron en la belleza de la obra. No sólo la belleza estética, la ropa o el escenario, sino por la historia de la obra con la cual Esteban se identificaba demasiado.

Un chico quería el cariño de su madre, haciendo todo por ella para que al final ella apenas le mirase. Era muy él, ¿saben?

— ¿Está mi vieja afuera? —le preguntó a una de las chicas de producción.

— Sí —contestó ella.— También tu novio y tus amigos —le sonrió, mas él no pudo hacerlo por los nervios.— Les va a gustar, tranquilo —le palmeó el hombro.— No tenés nada de qué preocuparte.

Asintió lentamente, dejando que terminasen de maquillarlo y acomodarle el vestuario.

Cuando subió al escenario, se acomodó en la cama instalada ahí y se sentó junto al gato, que era la mascota de la mujer que interpretaba a su madre, le acarició el pelo y empezó una "charla" con el gato sin mirar al público todavía.

— ¿Sabés, Felix? —le dijo al felino, quien gustoso recibía las caricias en el cuerpo.— Hoy tuve un diez en matemática, estuvo difícil porque no dejaba de pensar en mamá. Ella podría enojarse si tengo una nota bajo nueve, y no quiero verla enojada. ¿A vos te gustaría verla enojada?

El gato le maulló, causando unas risas bajas en el público.

Se levantó de la cama, siendo seguido por Felix, quien se restregó en sus piernas.— Me gustaría saber si se pondrá orgullosa de ese diez —ahora alzó la mirada, mirando a su propia madre en el público.— Pero apenas me mira, y no sé bien qué fue lo que le hice.

Un par de palabras más, caminatas por el escenario y salió de escena, dándole paso a su 'madre', quien contaba su trágica historia de embarazo de su hijo. Sólo tratando de justificar el por qué apenas y le da la mirada.

La gente del público se sentía triste, algunos lloraban y otros negaban con la cabeza, buscándole el sentido a la rabia de la mujer.

Fue una hora de obra, siendo el final de esta lo que más llegó a afectar a Esteban y a su mamá.

— Por favor, sólo decíme qué hice yo —suplicó con la voz rota.— ¿Por qué me odiás tanto?

— ¿Querés saber la razón, Mateo? Jamás se me cruzó la idea de tenerte —contestó ella, sin ninguna pizca de duda ni temblores, demostrando lo segura que estaba.— Yo no quise. El pelotudo de tu papá quería tanto un hijo que se lo dí y se arrepintió. Me dejó con vos, ¿sabés lo que sos, Mateo? Una carga la cual hubiese encantado deshacerme desde el día uno.

Esteban tembló, olvidando completamente su línea porque se puso a sollozar. Valentina, su compañera de escenario, al notar este cambio imprevisto en la escena, se rió burlesca, encubriendo el olvido de la línea.

— Llorando no vas a resolver nada, Mateo.

El chico, quien había bajado su mirada durante el llanto, alzó la mirada y fue a abrazarla, siendo lo único que recordaba del final de la obra. Abrazó a Valentina con fuerza, sintiendo cómo esta le empujaba sin dañarlo físicamente.

— Soltáme, Mateo —le dio un último empujón, liberándose de su agarre.— Vete a dormir, que tenés colegio mañana —y sin más salió de escena dando pisotadas.

Luego se volteó a Esteban tras la cortina, viendo al chico que parecía desmoronarse ahí en medio del reflector.

El chico miró al público con los ojos desbordando las lágrimas más gruesas de su vida, sollozó un poco y se las secó con las manos. Balbuceando lo que le quedaba de monólogo.

— Sigo sin saber en qué parte yo soy el problema...

La luz se apagó, dándole paso a los aplausos y vítores del público. El elenco y los de producción se subieron al escenario, acompañando a Esteban quien estaba rojo por la vergüenza de haber llorado frente a docenas de personas. Agradecieron a todos con reverencias y sonrisas amplias, contentos del resultado final de la obra, de las emociones que generaron en el público.

Miró a Francisco, Andy y Rocco, quienes tenían las más grandes sonrisas que ha visto en su vida, mas el no divisar a su mamá ahí hizo que la felicidad se esfumara, y los tres pudieron notarlo al ver que sus ojos comenzaban a lagrimear de nuevo.

Él ya no sabía qué hacer para que su mamá lo vea.

Al estar ya cambiado con su ropa habitual fuera del teatro, luego de que sus amigos y novio le hayan halagado todos sus dotes actorales, divisó a su mamá parada frente a él con un ramo de flores. Sintió un nudo en su garganta.

— Pueden adelantarse —les dijo como pudo a los chicos, quienes poco convencidos asintieron sin rechistar.

Su mamá fue la primera en dar un paso y le extendió las flores.

— Leí por ahí que es más común darle flores a los artistas. Aparte de simples, son menos invasivos, baratos y significativos —dijo ella. Esteban las recibió y las miró fijamente, eran bonitas, y sus favoritas desde niño.— Me gustó la obra.

— Ni siquiera viste el final —dijo con amargura.— ¿Por qué pretendes interés en mi vida?

— No estoy pretendiendo nada, Esteban. Trato de reconectar con vos, pero es difícil hacerlo.

— Claro, jamás lo intentaste hasta ahora.

— Lo he intentado por meses, pero sos vos el que se aleja, y entiendo que lo hagas —suspiró frustrada.— Sé que no he estado ni cerca de ser una buena mamá, lo he hecho muy mal estos años y no merezco el perdón. Pero trato de enmendarlo.

— No trates, no quiero que lo hagas —mintió, era malo mintiendo y ambos lo sabían.— No quiero que conectes conmigo.

— Sabés que sos malo mintiendo.

Esteban sonrió con pena y asintió.— ¿Por qué lo estás intentando ahora, y no antes de Francisco? Porque todo esto se intensificó cuando volvimos a nuestras vidas.

— Cuando dijeron lo de su hermano supe que no quería perderte sin antes arreglar las cosas, sin demostrarte que estoy muy arrepentida de mi actuar hacia vos y hacia su familia.

— Pero no me vas a perder de la misma forma —dijo él, temblando.

— No estaba segura, y vos tampoco lo estás —le susurró ella.— Sólo quería que lo supieras, depende de vos si querés perdonarme o no.

Se mordió el labio inferior pensativo. Apretó las flores contra su pecho, sintiéndolas junto a su corazón, sintiendo el amor que su mamá le tenía, el amor que parecía volver a tener efecto en él.

— No puedo ahora. No hoy, ni mañana —respondió soltándose el labio.— Algún día quizás.

— Puedo esperar una respuesta.

La mujer que le dio la vida le sonrió con ternura, y Esteban no pudo evitar abrazarla con fuerza, aplastando las flores entre sus cuerpos. Ella le correspondió el abrazo, acariciándole el pelo de la nuca, pelo que estaba llegándole medio que a los hombros.

Estaba tan desesperado por su amor.

— No llegues tan tarde a la casa —le pidió en voz baja.

— ¿Puedo llevar a Fran luego? —preguntó, tímido.— Es que... su casa queda medio lejos y... no quiero que se vaya solo.

— Podés llevarlo a la casa.

— Gracias —susurró él, separándose de ella.

— Gracias a vos, por esto.

[♥︎]

quedan tres caps gente

qué horrible estar en último año de colegio (estoy fallando matemática y biología) (menos mal soy humanista ctm)

ꜱɪɴᴄᴇ ᴄʜɪʟᴅʜᴏᴏᴅ // ᴇꜱᴛᴇʙᴀɴ x ꜰʀᴀɴᴄɪꜱᴄᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora