Amor juvenil

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Besó su mejilla agarrándole la mano, le escuchó reír un poco y le dio otro beso. Blas encontraba divertida la diferencia de altura, quien a pesar de ser el menor, era medianamente más alto que su pinche. Juani se debía poner en puntas para besarle, pero comúnmente Blas se inclinaba, o aprovechaba cuando estaban en una escalera para darle un beso.

A pesar de tener 14 años, era muy coqueto con el mayor: le gustaba agarrarle de la mano, besarle la frente, susurrarle en el oído y darle flores. Pero Juani, con apenas 16, no se quedaba atrás con las muestras de afecto: abrir la puerta, la mano en la espalda baja cuando caminaban, darle la mano al cruzar la calle y hacerle cartas y manualidades.

— ¿Te veo mañana? —le preguntó Juani apretándole la mano suavemente.

— Sí, sí —contestó animado.— Aunque tengo una presentación de inglés que terminar —se sonrojó.— Y sabés que soy medio malo con eso.

—Te puedo ayudar si querés.

— Pero íbamos a salir.

— A mí me gusta estar con vos, no importa qué hacemos o dónde estamos. Aparte te puedo seducir en inglés —bromeó.

— ¿Sabés? Me gustan los que hablan más de un idioma —dijo, dejándolo en el aire.

— Listo, te tengo ganadito —se puso en puntas y lo besó nuevamente.

Blas le agarró el rostro y profundizó el beso, haciendo que Juani soltara un chillido, se sentía como un niño en juguetería cada vez que se besaban. Eufórico, feliz y extasiado.

La puerta se abrió, haciendo que se separaran sorprendidos con los rostros rojos.

— Qué raro se despiden los jóvenes —se burló la mamá de Blas.— Hola, Juani, ¿cómo andás?

— Bien... bien —contestó aclarándose la garganta.— Yo... te veo mañana —le dijo al muchacho.

— Dale.

— Adiós, señora Polidori.

— Chau, Juani —ella sonrió en despedida.

Juani emprendió su camino a su casa, contento a más no poder. Pegó saltitos ocasionales en el camino, estaba decidido y seguro: le iba a pedir a Blas ser su novio porque el que no arriesga no gana.

En la casa Polidori, su hermana mayor le daba golpecitos en el brazo, burlándose de su sonrojo.

— Te gusta ese pibe~ —le canturreó ella sonriente.

— Dale, boluda, no molestes —bufó él terminando de poner los cubiertos en la mesa.— No es cosa tuya.

La chica bufó, sin embargo, siguió golpeándole en el brazo sin dejar de molestarle. Blas suspiró y miró a su hermana, esta le sonrió nuevamente.

— Ni siquiera somos novios —dijo él.— No sé por qué actuamos como si lo fuésemos.

— ¿Y no has pensado en preguntarle vos? ¿O esperas que él lo haga? Porque si hacés eso, dejáme decirte que jamás van a ser algo serio —le palmeó el hombro.— Preguntále vos.

— ¿Será?

— Y sí.

Blas lo pensó un poco, y su hermana tenía razón, debía pensar en algo para que sean novios pronto porque honestamente ya estaba ansioso porque no lo eran.

— Mañana le propongo.

La muchacha sonrió.— Perfecto.

[...]

Un plato de galletitas estaba entre ellos, y un cuaderno de inglés junto a un texto largo impreso y marcado con colores llamativos. Polidori se empeñaba en aprenderse las pronunciaciones de algunas palabras que destacó en celeste, y Juani hacía todo lo posible para ayudarlo.

ꜱɪɴᴄᴇ ᴄʜɪʟᴅʜᴏᴏᴅ // ᴇꜱᴛᴇʙᴀɴ x ꜰʀᴀɴᴄɪꜱᴄᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora