Agradecimiento

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Esa misma noche, Esteban se refugió en la casa de Francisco luego de despedirse de su mamá sin decirle a dónde iba, aunque no es que le haya importado mucho, o eso dedujo el adolescente al ver la botella de vino abierta junto a la copa en su mano.

Estaba acostado en la cama de Francisco con él a su lado, tenía medio rostro escondido en la almohada y los ojos hinchados por tanto llorar en los brazos del dueño de la cama. Fran, por su lado, le hacía cariño en el pelo en un intento de borrarle los malos sentimientos, aunque no sabía si estaba funcionando, pues los ojos de Esteban miraban a la nada y a la vez su rostro.

Le había costado explicarle a Fran qué había pasado, pues el llanto que le dio apenas lo abrazó no le dejaba hablar bien. Y desde ahí no había pronunciado palabra alguna, llevaba sin hablar casi tres horas enteras y dos en la misma posición.

— ¿Tu vieja no se va a preocupar? —le preguntó Romero en voz baja. Esteban negó, sin siquiera separar sus labios.— Bueno, ¿querés hablar? —nuevamente una negación.

Francisco se acomodó más cerca de él, haciendo algo que su mamá hace cuando se enferma, y Esteban se sentía enfermo, esperaba poder ayudarlo. Juntó su frente con la contraria, asegurándose de que sus narices se tocasen y frotó la punta de la suya con la de Kukuriczka con lentitud. Aquella simple acción hizo que Esteban se moviese un poco, apegándose aún más a su enamorado.

Había un torbellino de emociones y pensamientos en la cabeza de Esteban, en su vida hubiese imaginado estar casi autoexiliándose de su propia casa por un finde, y ahí estaba en casa ajena sintiéndose como el mayor fracaso del mundo.

Sintió la mano de Francisco dejar su cabello y bajar por su cuerpo lentamente hasta llegar a su cintura, la cual rodeó para abrazarlo con dulzura. Eso hizo que Esteban sintiera otra opresión en el pecho, tenía más pena ahora y las lágrimas volvieron a caer de sus ojos, impactando en la almohada.

— No es justo que te estés preocupando por mí cuando también tenés problemas —susurró. Estiró su mano temblorosa al rostro de Fran y acarició su mejilla con parsimonia.— Perdón.

— ¿Pero qué decís? Lo que no es justo es que te la sufras solo —le sonrió cálidamente.— Tú contáme lo que quieras, desahógate, yo te voy a escuchar y ofrecer mi hombro y mis brazos.

Esteban soltó un suspiro ahogado y se mordió el labio inferior, pensativo.

— Hace unos años traté de convencerme que lo que sentía por ti fue una fase, algo de niños chicos —susurró. Soltó su mejilla y escondió la mano debajo la almohada en la que su cabeza reposaba.— Las decenas y decenas de fotografías de mujeres desnudas que busqué aún las tengo grabadas en la cabeza, creí que si las veía a diario podría comenzar a olvidar lo que sentía al ver a un hombre, pero no funcionó... lo único beneficioso fue aprenderme la anatomía femenina, y no es que me sirva de mucho.

Ante el último comentario, Francisco carcajeó un poco.

— Me siento mal de no poder sentir nada cuando veo a una chica, es todo. Creo que lo que siento cuando te veo compensa lo otro —sonrió un poco por primera vez en lo que llevaba de horas acostado.

Francisco le besó la frente y las mejillas, haciéndole reír ahora.

— Gracias por confiar en mí —le dijo en voz baja.— Por contarme esto, no es fácil.

— Gracias por interesarte —musitó.

La sinceridad reflejada en los ojos de Kukuriczka hizo que Francisco sonriera de nuevo, esa sonrisa cálida sólo para Esteban y su pequeño mundo que parecía irse destruyendo poco a poco.

Se la pasaron lo poco que quedaba de tarde ahí, Esteban soltaba uno que otro comentario, y Francisco escuchaba atentamente aún sin soltarlo, besándole las mejillas que a veces se humedecían cuando el mayor se ponía a llorar entre sus palabras. A veces lloraba con él, sentía su dolor, sentía sus experiencias, y quería absorberle todo el sufrimiento de su cuerpo para aliviarle las penas, pero no podía.

Estaba dispuesto a hacer de todo por él, y esto no lo sabía, pero Esteban también haría lo mismo por él.

[♥︎]

otro cortito, lastimosamente es medio de relleno :(

ꜱɪɴᴄᴇ ᴄʜɪʟᴅʜᴏᴏᴅ // ᴇꜱᴛᴇʙᴀɴ x ꜰʀᴀɴᴄɪꜱᴄᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora