Brindamos. Mi familia y yo chocamos nuestras copas celebrando el inicio de un nuevo año. Al fin, después de tanto tiempo esperando, podía decir que había conseguido superar con éxito el que esperaba que fuera el primero de muchos años de gloria. Lo que había disfrutado los últimos meses, no se podía comparar con ninguno de los años anteriores. Al fin y al cabo, ya sabéis un poco como fue mi vida antes de entrar en la escuela, sin embargo, una de las cosas de las que estáis muy desinformados fue de lo que pasó durante las vacaciones, y no solo hablo de las mías, por lo que voy a contaros todo antes de regresar a la escuela de nuevo.
Me sequé el sudor de la frente y finalmente pude abrir la puerta, descubriendo a mi madre tumbada en el sofá, completamente sobria y con muy buena cara. Al verme, se levantó rápidamente a darme un abrazo, uno de esos abrazos que te curan hasta el pensamiento más intrusivo. Sin duda lo necesitaba, pero no hablo del abrazo, hablo de ella. No sé porque estaba tan nervioso, supongo que algo dentro de mí sabía que, en cualquier momento, mi madre podía volver a caer.
Días después, me acerqué a ella mientras hacía la comida, para mencionarle una cosa que consideraba importante.
- Oye mamá -. Dije mientras jugaba con mis manos, algo nervioso.
- Cuéntame hijo -. Me respondió mientras se lavaba las manos. El sonido del agua del grifo apenas me dejaba escuchar su voz.
- Hay algo que me incomoda y quiero decírtelo -. Añadí con firmeza.
- Pues venga, nadie te lo impide.
- Le estoy contando al profesor lo que ocurrió en el pasado y el hecho de recordarlo todo me está dando miedo -. No me moví ni un milímetro mientras lo decía.
- ¿Miedo?, ¿Por qué? y, además, a tu profesor no debería importarle tal cosa.
- Le importó desde el momento en el que una tarde me encontró hundido en mi habitación. Los recuerdos no dejaban de bloquear mi mente y me impedían avanzar.
- ¿Pero por qué te hace sentir eso? Sé que te lo hice pasar mal, pero he cambiado y... -. Noté que no estaba nerviosa ni preocupada, simplemente soltaba las cosas como si de una conversación totalmente normal se tratase.
- No sabes lo bien que me lo estoy pasando en la nueva escuela. No quiero volver a casa y encontrarme con la misma situación de cuando tenía nueve años. Me da miedo que vuelvas a caer en la tentación si no estoy yo. Y me da miedo que me arrastres contigo -. Ahí no pude evitarlo y comencé a llorar.
Mi madre dejó de hablar y se centró en cortar las zanahorias que iba a agregar a la comida que estaba preparando.
- ¿No vas a decir nada? -. Pregunté enfadado al ver cómo, de cierta manera, ignoraba la conversación.
- Es que..., te entiendo-. Dejó el cuchillo en un lado y se giró para mirarme a los ojos. Seguía tranquila.
- ¿En qué sentido?
-También tengo miedo de mí misma y de volver a caer, pero no puedo evitar tener miedo de ti.
Eso me dejó petrificado.
- ¿De mí? -. Pregunté con una mezcla de emociones.
-Mientras yo trataba de superar mis mierdas tú te metiste en esa..., esa mierda de club. Y luego, para rematar, decides irte a montar en skate para hacer apuestas con los chavales del barrio... Elegiste muy mal tu camino al igual que yo hice lo mismo.
- Si pasó todo eso fue porque dejaste que mi sueño de ser actor se pudriera en la basura-. No podía evitar empezar a sacar mi ira.
- Cuando encontré la carta de admisión escondida en tus cajones me alegré un montón. Volverías a tus orígenes, aunque pensase que eso no fuera a tener mucho futuro. Dejarías el barrio para hacer algo que yo misma sabía que era lo que te gustaba-. Era dura y fría. No mostraba apenas ninguna emoción.

ESTÁS LEYENDO
Protege tus secretos
أدب المراهقينPersonas totalmente desconocidas entre ellas, pero con el mismo sueño, sin embargo, el pasado de cada uno puede hacer que este nunca llegue a lograrse, por lo que, este es el lema: Protege tus secretos. YA DISPONIBLE EN AMAZON!