Esa ciudad me asfixiaba.
Cuando una de las personas más importantes en mi vida falleció me enamoré de mi trabajo, me hace volar a todas partes y volver a pasar tiempo con mi persona favorita.
Pero hace tiempo que no quería volver, que solo quería ma...
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Cuando abro la puerta del departamento tipo estudio bostezo. Estoy demasiado cansada y la verdad no sé de qué, primero fue la primera vez que volé y ni siquiera fue un viaje tan largo, donde trabajaba antes podía pasar una semana sin bajarme de un avión y estaba como si nada.
Dejo la maleta en la sala y camino al dormitorio para poder cambiarme por un pijama, antes de salir me bañé en el hotel y el viaje no fue demasiado largo. Camino a la cocina y abro el refrigerador para poder ver que es lo que tengo para comer: pollo pre frito, arroz de hace dos días, papas pre fritas, agua y jugo.
Suspiro mientras saco el pollo, prendo la cocina y coloco el aceite a calentar. Me recuesto en el mesón que da vista a la sala mientras miro el aceite aun frio.
¿Qué mierda voy a hacer? ¿Será buena idea ayudar a William?
Niego con la cabeza, no puedo. Él me gusta muchísimo y la atracción que siento no es normal, no debo meterme en la boca del lobo. No sé exactamente como es su mundo.
¡Lo están intentando matar! ¿Y si me vuelvo un blanco? No puedo dejar a Sam sola si algo me pasa.
Entonces reacciono, Sam no sabe nada.
Camino a la maleta para sacar mi celular y volver a la pequeña cocina, mientras marco el numero de Sam por video llamada empiezo a echar algunas presas de pollo al aceite.
—¡Volviste! ¿Cómo te fue? —aparece el rostro de mi mejor amiga en la pantalla.
Inmediatamente aparece esa calidez en mi pecho y todo el peso que podría estar cargando en mis hombros desaparece.
—Holis —sonrío —Tengo tanto que contarte, dios no sé por dónde empezar.
Sam coloca el celular en una superficie que no logro identificar, lo único que tengo claro es que esta en su nueva casa.
—Primer viaje y ya traes chismes, me encanta —ambas reímos.
Tomo un tenedor para darle la vuelta al pollo mientras sostengo el celular con la otra mano.
—La primera es que Will es mi jefe ¿Puedes creerlo? —intercambio mi vista entre el aceite hirviendo y la pantalla del celular.
—¡No te creo! ¿En serio? —Sam ríe y observo como esta también en su computador.
Asiento con la cabeza para empezar a contarle todo lo que me enteré desde el momento que aborde ese avión hasta que Will salió de la habitación al mismo tiempo que termino de hacer la comida y me la como.
—Y ahora no sé que hacer —termino mi relato.
—Yo sí sé que puedes hacer, Lily. Devuélvete, es peligroso, te juro que si hubiese sabido todo eso no insisto tanto en que te vayas —puedo observar como Sam esta con sentimientos encontrados entre querer llorar y con ganas de golpear a alguien.
