Esa ciudad me asfixiaba.
Cuando una de las personas más importantes en mi vida falleció me enamoré de mi trabajo, me hace volar a todas partes y volver a pasar tiempo con mi persona favorita.
Pero hace tiempo que no quería volver, que solo quería ma...
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Este capitulo contiene spoilers de By Misake(Historia de Sam y Alex) así que si tienes planeado leerte aquella historia te recomiendo saltarte el flashback.
Respiro profundo antes de salir del baño completamente vestida.
En menos de un mes van dos veces que William me dice algo como hace rato ¿De verdad quiere dejarme ser yo misma sin importar nada?
Recuerdo que con Miguel siempre estaba preocupada de como podría reaccionar por mis comentarios o actitudes, al principio me criticaba un poco. Si reía en voz alta, si lanzaba algún comentario sarcástico o simplemente por sentir mucho o preocuparme de mas. Con el tiempo aprendí a cohibir todo, por lo menos hasta que termine con él y volví a ser poco a poco yo misma.
Aun así todo esto que pasa por mi mente cuando convivo con Will no es ni la mitad de lo que creí que era, con Miguel todo fue siempre muy tranquilo, rutinario. En cambio con William es siempre una emoción, un pensamiento dudoso, mi cuerpo y mente reaccionan a el hombre como si fuese una adolescente.
Sacudo la cabeza para sacarme todo, no debería de estar comparando a ambas personas, con Miguel no llegue a sentir ni la mitad del huracán que ocasiona William y me siento un poco mal por intentar compararlos.
Termino se cerrar la puerta y salgo a la sala donde se encuentra el moreno, él se baño primero que yo y se cambio.
—¿Pediste comida? —pregunto acerándome a la cocina donde en el mesón hay varias bolsas.
—Sí, acaba de llegar. Pedí tu favorito, arroz chino con pollo agridulce.
Arrugo las cejas mirando las bolsas de comida donde antes estaban los platos de arroz y pollo. El olor hace que mi estomago ruja, no recuerdo a que hora comí hoy.
—¿Cómo sabes que esa es mi comida favorita? —pregunto mirándole a los ojos.
Siempre me ha gustado la comida china, la que hacen los migrantes chinos, no la que vende por ahí. Es algo que comparto con Sam, recuerdo que esto fue una de las cosas que mas nos ha unidos, aparte de ser fan de One Direction en nuestra adolescencia.
—Tú me dijiste la otra vez —responde con una seriedad increíble.
Intento aclarar mi mente, ¿Cuándo se lo dije? No lo recuerdo.
—No lo he hecho —desvió la mirada para tomar uno de los platos y sentarme en la mesa del comedor.
Miro el piso, estoy tratando de decidir si esto me asusta o me gusta.
—Lo hiciste aquella noche que Samanta tuvo el accidente—me explica cuando ambos ya estamos sentados uno frente al otro.
Entonces la situación viene a mi como una ráfaga de aire.
