27.-¿En qué me convertiste?

870 119 5
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Lilianna.


Me duele el cuerpo y estoy cansada. Aun así, no he podido dormir porque son las 2 de la mañana y William no ha llegado desde que salió esta tarde.

Josep me trajo todas mis cosas, mis productos de skin care, cremas y maquillaje, al igual que mi Kindle y computadora, me dijo que William le ordenó traerme todo. Le ordenó traerle mi manta también.

Mi corazón se derritió al saber que pidió todo esto porque sabe que me hace sentir cómoda.

Aun así, no puedo dormir si no lo tengo a mi lado. Estoy en un lugar desconocido, aquí huele a él, pero se siente diferente. Me he dado cuenta de que siempre está entrando y saliendo gente de la propiedad y eso me hace sentir un poco nerviosa.

Por fortuna el departamento interior tiene un ventanal a la entrada de la propiedad por eso cuando se abren las puertas y entras cinco autos puedo observar que en uno de ellos viene William y logro suspirar con alivio.

Me alejo del ventanal para esperarlo en la entrada, tarda unos minutos en entrar. Escucho algunas voces afuera y cuando el hombre que me gusta abre la puerta no puedo pensar en más nada que por fin está conmigo, a pesar de que está lleno de sangre.

Will alza la vista, me mira y sonríe. Yo hago lo mismo solo por inercia, pero me mantengo parada a esperar con paciencia mientras él camina a la mesa del comedor, desabrocha su camina y saca su arma de detrás del pantalón.

Recuerdo todas las veces y momentos que compartimos en casa de Alexander, su linda sonrisa, su actitud despreocupada y bromas hacia mi cuñado. A pesar de llegar de tal vez matar a alguien sonríe frente a mí.

—¿Por qué te escondes detrás de esa linda sonrisa, Will? —pregunto.

—Así que por fin aceptas que soy lindo—-ladea la cabeza para colocar el arma encima de la mesa.

Sus manos tienen rastros de sangre, pero no me asusta, nunca me asustaría de él.

No tengo ni la más mínima idea del porqué desde un principio he sentido que él no me hará nada.

—Nunca lo he ocultado —me encojo de hombros para acercarme a él.

Lo ayudo a terminar de desabrochar su camisa, le quito la tela observando su pecho bien trabajado y sintiendo sus brazos.

—Tú también eres muy hermosa, Nubecita , —su aliento pega en mi frente y eso hace que mis vellos se ericen.

¿Cómo es posible que no importa cuánto sexo tenga con William siempre hace que mi cuerpo reaccione?

—Para eso me arreglo y visto bonito, para verme hermosa —tomo la camisa y la dejo en el piso para llevar mis manos a su correa.

William sonríe y me toma por los hombros. Yo detengo mis movimientos y alzo la vista para mirarlo a los ojos.

At NightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora