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Por la mañana, Aelinor se levantó más temprano que su esposo, y ya estaba lista para salir a recibir a sus hermanos afuera del castillo, junto a su madre. Miró a Aemond aun dormido, con la espalda descubierta y la respiración tranquila. Parecía estar durmiendo muy cómodamente.

Se acercó a él y depositó un pequeño beso en su mejilla, haciéndolo despertar levemente.

—Buena mañana, príncipe—le sonrió—Voy a recibir a mis hermanos. Puedes acompañarnos en el comedor cuando estés listo.

Aemond la miró, con la pupila dilatándose de inmediato. Observó su cabello completamente suelto y le sonrió levemente.

—Esta bien.—murmuró y le acarició la mano derecha, con la que Aelinor se apoyaba en la cama.

La princesa le acarició el cabello y se puso de pie de nuevo, caminando a la puerta. Volvió a mirarlo una vez más y salió de la habitación. Suspiró, apoyándose en ésta desde afuera. Necesitaba calmar sus nervios y poder abrazar a sus hermanos al menos un momento.

Jacaerys y Lucerys tomaron la mano de su madre con fuerza, mientras le sonreían y se alegraban de verla.

—Madre—dijo Jace con una sonrisa que no podía evitar al ver a la mujer que más amaba. Lucerys no soltaba la mano de la rubia, con todo el cariño que le tenía.—¿Dónde está Aelinor y Joffrey?

—Ya vienen en camino—respondió, aún dándoles una sonrisa dulce, reflejando el alivio y amor de verlos a salvo.

—¿Porqué Vhagar está aquí?—preguntó Jace, quién por supuesto no había pasado desapercibido aquel detalle, pero al ver a todos tan calmados, había dejado de preocuparse.—¿Negociaron nuestros términos?

—¡Jace!—el grito entusiasmado de la castaña los interrumpió—¡Luke!

Corrió a ellos y abrazo a Jace con fuerza, aliviada de que estuvieran bien y ahora en casa. Después de unos segundos en los que el castaño también la rodeó con sus brazos, paso a hacer lo mismo con su hermano menor, quién la rodeó de vuelta con una sonrisa.

El amor que existía entre Jacaerys y Aelinor era el punto máximo de amor de hermanos. Eran los dos mayores qué siempre se habían apoyado, que siempre se defendían, y fueron los primeros en entender como era su familia. Eran mejores amigos además de hermanos, y defendían a muerte a su familia, a todos sus hermanos, a quienes de verdad amaban con todo su ser, prometiendo siempre ser lo mejor para ellos.

—¡Hermanos!—escucharon una pequeña voz y pequeños pasos corriendo con velocidad hacia ellos. Los cuatro sonrieron al ver al pequeño Joffrey correr hacia ellos, para después abrazarlos con fuerza por la cintura a Jace y a Luke al mismo tiempo.—Los extrañé.

—Sólo fueron tres días, Joffrey—sonrió Jace y le acarició el cabello—Pero también te extrañamos.

—Lo sé pero Aelinor...—

—¿Cómo les fue con Lord Cregan Stark?—interrumpió al pequeño antes de que mencionara el hecho de que ahora tenía un esposo.

—Vamos a desayunar algo, mis dulces niños—dijo Rhaenyra y comenzó a caminar, haciendo qué todos lo siguieran. Luke y Joff iban detrás de ella, hablando de como Winterfell estaba cubierto de nieve, y después Aelinor y Jace iban por detrás.

—Bien, no tuve que prometerte a nadie.—sonrió aliviado el mayor—Los Stark son bastante honorables, y tenemos el apoyo de Winterfell y del norte.

—Tenemos también el apoyo de Storm's End.—comunicó Aelinor y su hermano mayor asintió aun con una sonrisa.

—¿Qué hace Vhagar aquí?—le preguntó a su hermana en un murmuró, pensando que quizá ella sabía el porqué. Definitivamente no se imaginaba la verdadera razón.

Aelinor Velaryon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora