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Daemon y su sobrino llegaron a Harrenhal en los lomos de sus respectivas dragones, con sed de sangre y algo de entusiasmo por el poder intimidar a cualquier soldado en el castillo, por poder demostrar que ellos tenían más poder qué cualquier persona dentro de ese lugar. Amaban demostrar su valentía y poder ante las personas.

—Vamos a vigilar el perímetro.—dijo Daemon—Busca cualquier rastro de dragón, quiero saber sí hay alguien que nos pueda beneficiar aquí. Además hay que esperar un poco más a que lleguen los soldados.

Aemond asintió, de acuerdo con la estrategia de su tío. Aunque entre los dos dragones podían matar a todos en el castillo, no olvidaban qué éste estaba hecho por piedra en su mayoría y el fuego no podía atravesarlo. O al menos el de ellos, siempre habían existido rumores de que la furia de bronce contaba con un fuego tan poderoso qué podía derretir la piedra.

—Iré por la izquierda—dijo Aemond y su tío asintió. Jaló las riendas de Vhagar y su cuerpo se inclinó hacia la izquierda haciéndola girar en esa dirección. Para la gran bestia era más difícil dar vueltas rápidamente a comparación de Caraxes, que era un dragón mucho más ágil y rápido, pues media la mitad de Vhagar y era mucho más joven que ésta.

Estuvieron rodeando el castillo un par de veces, verificando qué no hubieran más dragones en la zona, pues les complicaría un poco más su cometido.

Se volvieron a reunir en la parte trasera del castillo, sin bajarse de sus dragones.

—Los soldados vienen en los caballos—anunció Daemon y su sobrino asintió—Llegarán en alrededor de una hora.

—¿Debemos empezar?—cuestionó Aemond. Era bueno con las estrategias pero sabía que no tenia la experiencia de su tío en el campo de batalla. Eran compañeros ahora y aunque quisiera hacer lo que él quería, sabía que tenía que cumplir con el plan que entre ambos y Lord Corlys habían hecho.

—Sí, vamos a asustarlos.

Regresaron a la entrada del castillo, bajándose de los dragones lo más cerca posible de éste. Daemon contaba con su grande armadura plateada qué lo hacía ver más intimidante, mientras que Aemond contaba con una armadura menos grande y totalmente negra, con algunos remaches dorados, justo como la que tenia en la fortaleza roja, excepto qué cualquier toque verde fue remplazado por el color rojo, demostrando así de que lado estaba.

Por supuesto que los soldados ya habían visto a ambos dragones y estaban preparándose por esos minutos en los que estuvieron volando sobre el castillo. Vhagar y Caraxes rugieron a la vez, haciendo qué el cabello de Aemond se moviera con éste; ambos jinetes se quedaron quietos, inmutados por los rugidos.

Unos veinte soldados salieron de inmediato, con las espadas empuñadas y el rostro serio. Los demás seguían adentro, corriendo de un lado a otro mientras buscaban sus armas. Algunos estaban asustados de saber que habían dos dragones afuera, esperando por ellos.

—Príncipe Daemon Targaryen—dijo uno de ellos, dando un paso al frente—Príncipe Aemond Targaryen, ¿vinieron a apoyar a su rey?

Daemon rio sarcástico ante el comentario y Aemond, como siempre, se mantuvo inexpresivo.

—¿Llaman rey a un usurpador?—replicó aun con esa sonrisa burlona. Miró a su sobrino y se puso derecho—Aemond, ¿estamos aquí para apoyar a tu hermano, el usurpador?

—No.

Aunque una pequeña parte de él aún odiaba qué le llamaran usurpador, el recuerdo de él y Criston tratando de asesinar a su esposa lo hacía recordar que sí era un usurpador.

—¿Lo ve, Sir?—siguió Daemon—Juren lealtead a la reina Rhaenyra Targaryen ó Harrenhal se quema.

—La princesa Rhaenyra es una mujer, el legítimo heredero ha sido el rey Aegon desde su nacimiento.

Aelinor Velaryon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora