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Alicent Hightower, madre del rey Aegon II, Helaena y Aemond Targaryen. La reina viuda y también la mujer que dio la orden de le llevarán a la princesa, esposa de su hijo, viva o muerta.

Se lo había encomendado a su fiel protector, Sir Criston Cole un par de días antes, sin embargo, después de pensarlo y poder superar un poco todo el dolor que le había ocasionado la traición de su hijo favorito, ahora ya no quería lastimar a Aelinor.

Ha decir verdad, nunca quiso hacerle daño a la joven princesa. La conocía y sabía cuan dulce era, al igual que Lucerys y Jacaerys, que no los odiaba por ellos, si no por su terrible enemistad con su madre.

Tampoco quería herir a su hijo de esa manera. Sabía que sí él había hecho todo aquello de traicionar a toda su familia, de irse de King's Landing, de perder cualquier oportunidad qué pudiese de tener la corona, y de pelear junto al enemigo, sólo por una mujer, era por sólo una razón existente y es que la amaba.

No había otra razón para que una persona hiciera tantas cosas y sacrificara tanto. Ese era sólo su hijo amando a una mujer, buscando protegerla y estar a su lado a pesar de todo lo que pasaba.

No era lo mismo que se hubiera enamorado de una lady cualquiera, o de una sirviente, o de cualquier mujer en los siete reinos, a que se enamorara de la princesa, aquella princesa qué todo el mundo deseaba y quería, aquella princesa con el apodo de la "nueva delicia del reino", la princesa Velaryon qué montaba al segundo dragón más grande vivo, aquella dulce y cariñosa princesa. A ella no podía abandonarla sólo porque sí, tampoco podía estar con ella sin compromiso y dañar su honor.

Y hasta le parecía gracioso y no podía aguantar la risa al pensarlo, porque era tan obvio que la única mujer que lo pudiera hacer sentir tanto amor para que hiciera todas esas cosas, era ella.

No la odiaba, en el fondo, le gustaba la idea de que estuviera casada con su hijo, con su Aemond. Recordaba haberlos propuesto en los términos para que Rhaenyra aceptará, recordaba haber rechazado cuando ella los propuso hace años y ahora, al final, ellos habían terminado juntos por sí mismos.

Quizá haberlos casado desde hace años habría salvado todo esto, habría evitado la guerra, la traición, el dolor y el coraje que sentían ahora.

—Sir Criston—lo llamó en cuanto entro al salón del consejo, en donde yacia su padre, sus dos hijos y el mencionado. Se habían reunido media hora antes que todos los demás lords—Acérquese, por favor.

El comandante de la guardia real asintió y se acercó a la reina con pasos lentos, mientras Aegon los miraba fijamente.

—Yo sé lo que pedí hace días, y sé que cometí un error al hacerlo—miró a su padre y después a su protector, que apretó la mandíbula—La princesa Aelinor Velaryon es la esposa de mi hijo, Aemond Targaryen, y por esa misma razón quiero retirar mi orden y que cualquier plan qué este en trabajo para lograrlo, se deshaga. Aemond se casó con ella por una razón y no pienso lastimar a mi hijo de esa forma. La princesa es una mujer hermosa y dulce, quizá, después, puedan darme un nieto más, que será bienvenido en la fortaleza roja.

—Ella es una bastarda, madre—habló Aegon de inmediato, evitando que Criston dijera algo—Se haya casado con Aemond o no, sigue siendo una bastarda, y él no estaría cumpliendo con su deber...—

—Ella es la princesa Aelinor Velaryon, con sangre Targaryen, al igual que ustedes.—replicó de inmediato, interrumpiendolo—Y tú hermano decidió casarse con ella, lo único que podemos hacer es respetar esa decisión y respetar su matrimonio, como él lo ha hecho con el tuyo y el mío.

—Sí pero yo estoy casado con nuestra hermana, por supuesto que él va a respetar mi matrimonio porque no le importa y no pone en riesgo a nadie.—se puso de pie en la mesa, mirando fijamente a su madre—Aelinor es una Strong, no una Velaryon, es parte de los enemigos y es la culpable de la traición de Aemond, tu hijo favorito.

Aelinor Velaryon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora