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Daemon esperaba al del parche con impaciencia, quería verlo y afrontarlo por la usurpación del trono de su esposa.

No era un secreto qué entre Daemon y su sobrino, Aemond, existiera una rivalidad o una clase de competencia. El esposo de Rhaenyra definitivamente no tenía gran cariño por su sobrino, especialmente por el cómo buscaba humillar a Jace y a Luke en cada oportunidad que se le presentaba.

Mantenían un respeto mutuo por Viserys, y aunque Aemond lo admirara por sus habilidades y las historias qué su padre les contaba de su tío, seguía creyendo qué era mucho mejor que él, o al menos quería creerlo.

Y Daemon podía ver similitudes de sí mismo en él, cuando era más joven y más rebelde, cuando deseaba tanto la corona y la atención de su hermano.

—La princesa Aelinor Velaryon, y el príncipe Aemond Targaryen—anunció Sir Erryk al entrar al salón antes que los mencionados.

—Gracias, Sir Erryk.—le sonrió y lo vio asentir—Dejénnos.

Todos asintieron en el salón, saliendo de éste, aunque estaban confundidos y un tanto nerviosos, no dijeron nada al verlos todos mojados y juntos.

—Abuelos—la voz de Aelinor los hizo girar—Me gustaría que se quedarán ustedes dos.

Lord Corlys miró a su esposa y viceversa, miraron a la princesa y asintieron lentamente, regresando al lugar en el qué se encontraban.

Esperaron unos segundos más hasta que todos los demás dejaron el lugar. Aelinor se puso nerviosa y jugaba con sus manos, cosa que no paso desapercibida por ninguno de los príncipes. No había pensado en lo que sus hermanos sentirían al enterarse de esto. Sabía que iban a odiarla por llevar al enemigo a casa y casarse con él, especialmente siendo Aemond.

—Bien—comenzó Daemon—Sí vienes por los términos de tu hermano el usurpador puedes irte, no vamos a tomarlos.

Rhaenyra miró a Daemon y después a su hermano, esperando su respuesta.

—No estoy aquí por eso—habló, mirando a su hermana y al príncipe—Vine para hacer una propuesta.

Caminó hasta la mesa y Aelinor lo hizo unos pasos atrás, al recibir la mirada del rubio. Daemon supo de inmediato de que se trataba la propuesta, recordó el cómo se miraron toda la noche en la cena de Viserys.

—Deseo casarme con la princesa Aelinor...—

—No, no, no—lo interrumpió Daemon de nuevo, negando con la cabeza—No te casaras con ella.

—Es una propuesta para mi hermana,—lo miró a los ojos, ambos estaban molestos ahora—Y para los abuelos de la princesa.

Daemon suspiró y negó con la cabeza de nuevo. Miró a la castaña fijamente, furioso.

—No te conviene casarte con él, Aelinor. Es el maldito enemigo de tu madre. ¡Le robaron el puto trono a tu madre, ¿y quieres casarte con él?!—explotó, acercándose a la castaña con furia. Aemond se puso derecho y dio un paso atrás, acercándose a la princesa, poniéndose en medio de ella y de él, mirando a su tío fijamente a los ojos. Daemon se detuvo y rio sarcástico.—Esto es estúpido.

—Al menos deja que hable, Daemon—dijo Lord Corlys, calmando el momento. El mencionado se tomó unos segundos para calmarse y el señor de las mareas miró a Aemond—Adelante, dinos cual es tu propuesta.

Aemond asintió levemente en su dirección y volvió a acercarse a la mesa, ahora con Aelinor a su lado, pues ella había valorado mucho ese gesto de protección.

—Yo sé que no soy la persona que desean ver desde hace días,—miró como Daemon iba a perder el control de nuevo—Pero, creo que mi propuesta es bastante buena para todos. Deseo casarme con la princesa Aelinor Velaryon, no por los términos que les han ofrecido, sino porque deseo hacerlo. Sé que hay una guerra en puerta, y todos sabemos que el punto más fuerte de mi familia somos mi dragón y yo. Al casarme con Aelinor, yo...—se tomó unos segundos para mirarla, tomando el valor para decirlo y convertirse en un traidor. La castaña lo miró y le sonrió suavemente.—Yo me pondré de su lado, los apoyaré a ustedes como la familia de mi esposa. Sin Vhagar es muy probable que ellos se rindan, serían muy estúpidos si no lo hacen.

Aelinor Velaryon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora