# 05: La nueva calle

2.3K 268 146
                                    

Naces con la fortuna en tus manos: Sostienes las esperanzas de otros. Eres la indicaba. La afortunada. Sosteniendo un sin fin de sueños. Creciendo como una niña a la cual se le presentaron todas las oportunidades posibles en la vida. Admirando a su padre. Lo admiras tanto que sus sueños se convierten en los tuyos, siguiendo cada huella que dejo en la tierra... cada pisada la sigue soñadoramente, una sonrisa inocente que desconoce de todas las torturas que vendrán al futuro.

Resistiendo... solo persistiendo cuando quiere desvanecerse como una estrella que no existe. Solo un brillo fantasma de quién fue. Que los recuerdos permanezcan y cuenten su historia. Pero si ella se desvanece todos habrán olvidado a su padre. Las cicatrices en sus manos son las memorias que nada fue una pesadilla. Ni cuando su mano tiembla, sosteniendo el volante para indicarle al hombre rubio a su lado como realizar esta labor.

Enseñándole con un tono mucho más neutral al tono malhumorado lleno de veneno. No ve esos ojos azulados cual océano estudiando sus facciones. Tomando nota de pequeñas cicatrices esparcidas en algunos sitios de su rostro cansado, aunque siente la urgencia de saber... ¿Qué sucede con ese temblor en su mano? Esas cicatrices son toda una mar de misterios. Ella será la mujer más odiosa que ha conocido en Radiador Springs y aun así... esa misma mujer le está dando las indicaciones claras, aunque esto signifique tener que usar su auto de carreras para una labor tan denigrante.

—Debiste haberme oído cantar cumbias y ballenatos — comenta Mate en busca de sacar un tema de conversación desde el otro lado de la calle. Dejando que McQueen haga su labor pisando el acelerador del auto casi con cansancio, la maquinaría Bessie, pesa más de lo que él ha llevado antes y huiría del auto... de no ser por la mujer cuyo nombre no recuerda estando sentada en el asiento del copiloto, apoyándose con tranquilidad perdida en sus propios pensamientos —. No me gusta presumir, pero venía gente de muy lejos a ver hasta donde llegaba mi falsete. 

Solo escucha esta conversación sin sentido. Solo soltando el acelerador al ver caer suciedad en su amado auto de carreras. En su insignia de la suerte.

—¿Por qué te detienes? — pregunta (t/n) aburridamente sin siquiera mirarlo.

—¡Vaya, esto es un desastre! 

McQueen exclama casi siempre con exageración porque cada pequeño detalle parece molestarle. Y (t/n) toma nota de donde se ensucio su auto, ella no diría la gran cosa, aunque sentiría cierta compasión por este sujeto, es un auto de carreras... claro que su dueño se iba a preocupar de mantenerlo impecable, aunque casi siempre de esta labor no se solía encargar el dueño. 

No se ensuciaban las manos.

—¿Hey, que tienes? — Mate se une, acercándose hasta la ventana del auto para conversar sin tener dificultad de oírlo.

—Mi insignia de la suerte esta sucia. 

—¿Que con eso? — pregunta (t/n) en un tono prácticamente que remarca su aburrimiento, sin moverse demasiado, manteniendo una mano contra su propio rostro, con sus ojos intentando ver donde pudo haber caído tal mancha. Pero tampoco le interesaba demasiado, no cuando se sentía ciertamente adormilada. 

Cierto... anoche dormir fue cansador. Difícil. 

 —Yo lo limpio — ofrece amablemente Mate siendo el mismo. Sin preocuparse en estar a punto de tirarle un escupitajo al vehículo de carreras tan bien cuidado, porque para todos en este pueblo es un vehículo común y corriente sin nada de especial. Porque no entienden de ese mundo, porque tampoco les importa realmente.

A la mayoría.

—No, no, no, no... Eso no va a ser necesario — exclama McQueen con cierto pánico dado a que ni siquiera tiene una escapatoria. Todos sabrían sus movimientos. Todos ellos ya parecían ser mucho más listos que él o habrían vivido una situación similar con delincuentes que destruyen su amado pueblo. 

Our Town {Rayo McQueen & Lectora} Cars - FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora