Frido y Aitana "costumbre española"

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- Amor no quiero comer - se quejó mi novia cuando vio la sopa que le preparé.

- Tienes que hacerlo Frido - insistí, estamos pasando por un momento delicado, la sueca está lesionada y yo la verdad tengo muchas entrevistas con lo del balón de Oro y no estoy el tiempo suficiente en casa como me gustaría para cuidar de ella.

- No tengo hambre cariño - suspiré frustrada por su comportamiento, no quería hacerla sentir mal ni quería obligarla pero en la mañana tampoco quiso comer nada.

- por favor, solo un plato y ya no insisto - suspiró comenzando a comer su comida. Me senté a su lado y mi celular comenzó a vibrar anunciando una llamada. - Es tu madre - la rubia me miró negando rápidamente en señal de que no atienda. - ¿No le has contestado las llamadas? - pregunte ya que cuando mi suegra me llama a mi es porque Frido no le atiende el celular, mi novia no dijo nada así que supuse que yo tenía razón y la rubia no lo había hecho. Contesté de todas formas ante la mala mirada de mí rubia. - Hola suegra - hablé con una tímida sonrisa.

- Hola Aitana - contestó de mala forma. Si, no le caigo muy bien a mis suegros algo que sinceramente me hace sentir mal, ella sostiene firmemente que no soy lo suficiente para su hija solo por el hecho de ser mujer.

- ¿Cómo está? - pregunté amablemente escuchando el suspiro de mí novia.

- Pasame con mi hija por favor - ignoró mi pregunta con mucha frialdad, así que le pase el celular a Frido que lo aceptó de mala gana comenzando a hablar sueco. Yo por mi parte me concentré en comer, bueno, en realidad me dediqué a jugar con mi comida. Había perdido el apetito mientras escuchaba a mi novia hablar enojada con su madre hasta que cortó dejando el celular con frustración en la mesa.

- Te he dicho que no le contestes Aitana - genial, hoy me comería un enojo de su parte y ni siquiera mi suegra me había hablado bien. Por lo menos dijo mi nombre y no me llamó como siempre. - Siempre te trata mal y tu insistes, eso no está bien cariño - asentí sin prestar mucha atención, tratar de llevarme con mis suegros estaba siendo un desafío a pesar de llevar casi dos años con su hija y estar más felices que nunca. - No iremos la próxima semana, no hasta que comiencen a tratarte bien - negué, yo si quería ir a conocer aunque sea su ciudad natal.

- Por favor cariño, vamos, si quieres nos quedamos en un hotel pero venimos planeando esto hace meses - trate de convencerla sin embargo sabía que iba a ser muy difícil.

El día lo pasamos con tranquilidad, viendo películas en el sillón, después la ayudé con su proceso de recuperación y al final jugamos un rayo a los videojuegos, más precisamente al FIFA donde ella ganó.

- te deje ganar - me crucé de brazos al ver como me festejaba en la cara.

- Cariño, saca ese puchero que no se puede ser buena en todo - me pico la mejilla provocando un casi sonría pero tenía planeado seguir un rato más enfadada para obtener sus mimos. - Se que lo haces porque quieres cariño pero cuando nos vayamos a dormir que todavía hay que preparar la cena - puse un puchero más intenso y mis ojos de cachorro y al parecer la convencí porque me dio unos besos.

- Ahora sí, vamos a cocinar - me levanté ayudándola a levantarse con cuidado y cuando se iba levantando bese su frente. - Tenía que aprovechar el momento - levanté mis hombros tímidamente.

- Sabes que amo tus besos - sonríe tomando su mano para caminar a la cocina. - ¿Que comeremos hoy? - se sentó en el taburete acomodando bien su pierna. - Tengo ganas de pizza - asentí, el que yo sea vegetariana por suerte no ha afectado mucho nuestra convivencia.

Comencé a preparar todo mientras mi novia cortaba el queso con paciencia, me gustaba verla concentrada y entretenida ya que no podía hacer deportes por su pierna lesionada sin embwrgo puede caminar tranquilamente.

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