Mapi e Ingrid "La chica de los tatuajes" III

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– Ya voy para casa – suspiré enamorada y es que mí novia me tenía completamente conquistada – Te quiero – todo el día estuve con una extraña sensación en el pecho y lo que me vendría bien es estar en los brazos de mi tatuadora.

– Yo más – respondí volviendo a la cocina para terminar de preparar el postre favorito de Mapi y esa extraña sensación fue como en aumento pero decidí no darle atención.

– ¿Hola? – pregunté confundida dejando las cosas de lado al recibir la llamada de un número desconocido.

– ¿Usted es Ingrid Engen? – preguntó un hombre seriamente pero igual se le oía nervioso.

– Si soy yo ¿Usted es? – pregunte confundida de que no dijera nada.

– Soy oficial de la comisaría de Barcelona, su novia ha sufrido un accidente en moto – me quedé en silencio tratando de procesar lo que el oficial decía pensé lo peor – No se preocupe que su novia está bien, estaba consciente hasta hace unos segundos por eso conseguimos su número, ahora está siendo trasladada al hospital de Barcelona – sentí que mi alma regreso a mi cuerpo provocando que pudiera volver a respirar con tranquilidad.

Corte la llamada y tomé mis llaves para salir, en el camino puse el altavoz para avisarle a Alexia.

– Princess – saludo y se escuchaba feliz, no me gustaba tener que darle la noticia pero tendría que hacerlo para que no se preocupe tanto.

– Ale – hice una pausa tratando de calmarme – No quiero que te alteres pero Mapi ha tenido un accidente – escuché su grito ahogado.

– ¿Cómo está? ¿En qué hospital? –

– Está en el Hospital Central – cortó la llamada porque supuse que sería para manejar hacia allá.

Llegué al hospital prácticamente corriendo tratando de calmarme y averiguar donde estaba Mapi.

– ¿Dónde puedo encontrar a María León? – pregunté a la recepcionista que inmediatamente buscó en su computadora.

– Habitación 15 – dijo y comencé a caminar hacia la habitación, el ascensor estaba ocupado así que sin perder tiempo subí por las escaleras, era en el segundo piso y ahí vi el número.

Sentía que mi corazón latía a mil por minuto, cada segundo que pasaba me preocupaba mi novia.

Abrí la puerta sin siquiera tocar encontrándome a una chica rubia muy conocida para mí junto a Mapi que estaba recostada en la camilla con una venda en su cabeza, varias marcas en su rostro y con un yeso en su brazo.

Corrí para abrazarme a ella con cuidado todavía con el corazón en la mano pero ahora mucho más tranquila.

– Dios lo preocupada que estaba – me separe para besarla con cariño – Te quiero – volví a besarla pero fuimos interrumpidas por un carraspeo, me levante de su lado mirando mal a la chica rubia que nos interrumpió.

– Mapi, será mejor que me vaya – se acercó a mí novia para darle un beso en la mejilla muy cerca de sus labios, no soy una persona celosa la mayoría de las veces prefiero evitarlos pero esta vez fue todo lo contrario, me sentía consumida por ellos – Adiós – se despidió dándole un guiño a mi novia y una extraña mirada a mi persona.

Bueno, tendría que agregar otro nombre a la lista de personas que me caen mal. Cerró la puerta y creo que escuché como Mapi tragaba saliva.

La miré seriamente y ella entendió, no quería comportarme como una controladora pero eran muchas cosas a la vez.

– Quiero que dejes de andar en moto – exigí mirándola seriamente tratando de no explotar.

– ¿Qué? – pregunto incrédula abriendo su boca, trato de entender que ama a su moto pero cada vez que se sube me preocupa de que no llegue a casa – No puedes pedirme eso Ingrid – sentí una pequeña punzada en el pecho al escuchar mi nombre con tal frialdad salir de su boca.

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