Mapi e Ingrid "La chica de los tatuajes"

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- Dos capuchinos para llevar, por favor Ingrid - asentí caminando hacia la máquina para prepararlos.

Hoy había sido un día totalmente agotador, demasiada gente y encima había faltado Jill, mí amiga y compañera de trabajo.

Soy dueña de una cafetería en Barcelona, la ciudad más hermosa de España a mí parecer tal vez mí criterio es así porque solo conozco está ciudad pero no cambiaré de idea.

En Barcelona encontré mí lugar al llegar de Noruega y después de tanto trabajar por fin pude tener mí propio local.

Amaba trabajar aca, había trabajado demasiado por este sueño como para no disfrutarlo y Barcelona es una ciudad amante del café donde se pueden encontrar los mejores, poder estar en ese nivel ya era una razón para disfrutarlo.

- Gracias - se despidió la última clienta y una de las más recurrentes.

Escuché el sonido de la puerta encontrando a mí mejor amiga, Fridolina Rolfö, que entraba con sus aires de diva provocando mí sonrisa.

- ¿Vamos a ir? - suspiré resignada ante la petición de Frido, que insiste en que la acompañe a tatuarse.

Sinceramente no me gustan mucho los lugares así ni mucho menos que las personas se tatuen pero lo acepto porque cada quien decide que hacer con su cuerpo y es libre de hacer lo que se le dé la gana.

- Hola para ti también - gire los ojos guardando las tazas.

- Si, si hola - me dio un beso en la mejilla - ¿Iremos o no? -

- Bueno - acepte resignada a su pedido, la rubia festejo subiéndose arriba mio - Bajate - me queje.

- Dice Aita que su amiga es muy buena haciendo tatuajes, deberías de intentarlo - asentí escuchando todo mientras me sacaba mí delantal.

- No Frido, sabes que no lo haré -

- Vamos noruega, no seas aburrida - gire los ojos ya que siempre dice lo mismo para convencerme.

- Lo pensaré - festejo otra vez - Eres una infantil - reí.

- Si lo soy - siguió por unos segundos más bailando extraño - Aitana pasará a buscarnos - asentí mientras apagaba todas las luces y cafeteras para mañana comenzar un nuevo día.

- Te trae loca he - note un pequeño sonrojo.

- Un poco - sonrió tierna - Ella es muy linda ¿Tu no has intentado nada después de...? - negué rápidamente.

- Sabes que el amor no es lo mío - cerré la puerta y esperamos afuera la llegada de la española.

- ¿Y algo de una noche? - la mire seriamente - Ya somos grandes está bien tener amoríos - negué.

- No, ni siquiera eso -

- Princess eres muy hermosa ¿Por qué no? - suspiré y es que ni yo sabía la respuesta.

Después de mí última relación preferia no intentar nada, no hasta que me sienta segura de todo.

- No se - levanté los hombros.

- Prométeme que la próxima chica linda que te hable con otras intenciones, la aceptaras - negué ante su tonta propuesta - Aún que sea para una noche -

- No prometo nada pero lo intentaré - sonreí, vimos llegar a la casi novia de Frido en su precioso auto - ¿No puedo intentar algo con ella? - señale a la española ganandome una muy mala mirada de su parte.

- Cállate perra - se acercó a la castaña y beso sus labios, decidí mirar hacia otro lado ya que es medio extraño, como cuando tu abuela tiene novio, no es malo pero si extraño - ¿Vas a dejar de mirar ese árbol y subes? - reí asintiendo medio sonrojada.

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