historias - futbolistas

Aitana y Frido "Toda una vida"

– A-aitana – gimió en mí oido, no pude evitar abrazarla a mí cuerpo deseando tenerla las veces que quisiera así, que fuera mía en todo momento.

– Eres preciosa sueca – susurré admirando su rostro, sus oyuelos en las mejillas, su sonrisa, todo de ella me encantaba y no podía ocultarlo.

– Espera que es mí novio – se separó de mis labios de golpe al escuchar su celular.

Tomo su celular y salió para hablar con Frank, su adorado novio, que la maltrata psicológicamente y la desprecia aún que para Frido sigue siendo el mejor novio, prefiriendolo a él antes que a mí.

Este tipo no tolera que Frido juegue al fútbol poniendo como escusa "el fútbol es para hombres" es despreciable.

– Genial – susurré levantándo mí cuerpo de la cama ya sabía que Frido no volvería conmigo después de esa llamada.

– Me tengo que ir – asentí lentamente
Dolía bastante el trato de ella hacia mí, yo no le importaba mucho menos mis sentimientos.

Todo este rollo comenzó después de una fiesta donde ella y yo habíamos tomado bastante, terminamos acostandonos aún que no termino esa noche continuo muchas veces más.

Su novio Frank es todo un machista, misógino y controlador que detesta que Frido juegue al fútbol pero ella tan inocente e inofensiva, no se da cuenta de todo eso y lo sigue queriendo hasta el punto de que acepto casarse con el.

La boda sería en unas semanas y yo solo quería desparecer de este mundo.

– Está bien –

– Aitana, ya hemos hablado muchas veces de todo esto, no puedes enamorarte… – comenzó una extensa charla sobre que esto solo era sexo sin sentimientos ya que ella se casaría y formaría su familia con su perfecto esposo haciéndome pasar a mí como la mala de la película, las noches de calentura.

– Si ya lo se Fridolina –

– Parece que no lo entiendes – no podía concentrarme en su voz, solo podía concentrarme en el dolor de mí corazón al escucharla decir todas esas cosas – Después de esto no se repetirá más – no me pude contener y explote.

– ¡Ya por favor! – pedí con un nudo en mí garganta – ¿No quieres que se vuelva a repetir? Déjame en paz y listo – no podía mirarla a los ojos por qué si no perdería el poco autocontrol que me quedaba.

– ¿Que te pasa Aitana? – me contuve de no decirle todas las cosas que había pensado.

– ¿Que me pasa? – pregunté alterada caminando por toda la habitación del hotel que yo pago siempre para encontrarnos – Que ya estoy hasta las narices Fridolina, deja de usarme como tu puto juguete – Vi la tristeza en sus ojos provocando una sensación de vacio en mí pecho – Eres una .. – hice silencio sin poder terminar la frase.

– ¿Soy que? – pregunto furiosa, negué no se lo diría, no tenía el valor para decirle esa palabra.

Todo paso bastante rápido se levantó de la cama y me abofeteó, la mire incrédula sin creerlo tal vez me lo merecía o ella estaba siendo demasiado injusta conmigo.

– Eres una… tonta – tomo sus cosas intentando huir pero la puerta pero la agarre antes de que escapará.

– Discúlpame, me pase completamente – vi como lágrimas salían sin control por su rostro –... ¿Porqué sigues prefiriendo estar con el? Me haces daño Frido – solloce abrazándome a su cuerpo con fuerza.

– Por que estar con el está bien, somos amigas y las dos somos mujeres – gire los ojos limpiando mí rostro con la parte exterior de mí mano.

– Puedo hacerte feliz –