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TEO

Me alegraba el hecho de que Lucía estuviera entretenida, uno de mis mayores miedos es que con su perspicacia se diera cuenta de que tras toda esta fachada hay algo más.

No es tonta, es más, se hace la tonta porque no se le escapa nunca ni una. Es triste el por qué llegó a desarrollar esa habilidad, no obstante, esa perspicacia le ha ayudado a no juntarse con quien no quiere o no debe. ¿Influenciarse? Antes se tira de la ventana de su habitación, citado textualmente de una de las veces que lo dijo.

Lucía no es fácil de sobrellevar, siempre tiene sus idas y sus venidas y aquel día... lo marcó todo, un antes y un después. No solo en ella o en nuestra amistad, en mí.

Viene, pide perdón porque no sabe controlar lo que dice y yo como subnormal la perdono porque es Lucía. Es ella. No es Lucy ni Lu ni nadie más, es Lucía y nunca dejará de serlo.

Infinitas veces he intentado alejarme de ella todo lo posible, aún recuerdo la conversación de aquel día. Lucía no entendía nada, estaba perdida y yo cansado de darle explicaciones.

Le encontré frente a mi puerta, como siempre cada vez que discutíamos tan fuerte. Dudando de cómo llegó ahí, de nuevo. Cuando no está paseando por todo Madrid, imagino que estará en su cuarto completamente sola y en su mundo. Alzando la mirada para encontrarse con la mía, yo pienso que todo va a mejor, que seguimos siendo aquellos amigos. Los de siempre.

Pero sé, que frente a sus ojos ella sabe que me estoy rompiendo cada vez más. Sin pasado ni explicaciones que valgan. Solo ella y yo.

Así que esa fue la última vez que se lo pedí, que pusiera mi nombre de nuevo en el primer lugar. La última vez que le pregunto el por qué me rompe en un abrir y cerrar de ojos.

Siempre usaba su mejor disculpa porque tiene el don de pedirme perdón, aunque le cueste porque su orgullo es gigantesco, pero por desgracia, yo estuve ahí para ver cómo se iba. La dejé entrar, pero solo para que se fuera de nuevo. Y cuando volvía, parecía ir mejor.

En sus ojos, yo sufría. Tuve que huir con rapidez, aunque no haya lugar para esconderme de ella.

No quiero volver a pedirle esto, que me ponga el primero como solía hacerlo. Ni me apetece preguntarle por qué quiere romperme una y otra vez. Sufriendo. Aunque en el fondo, muy en el fondo seguramente fuera un sentimiento mutuo. Ella aprendió a no desmostarlo y a no derramar ni una sola lágrima.

Lucía decía que era la última vez que le decía que cometí un error.

Yo le respondía que era la última vez que le digo que era ella.

Ella soltó que era la última vez que me dejaba entrar.

Y yo le dije que era la última vez que me hacía daño.

Para ambos fue la última vez de muchas situaciones, palabras y hechos que se quedaron en vano. No había preguntas y por lo tanto nadie obtuvo una respuesta.

Llevaba los cascos mientras golpeaba con fiereza, se me tensaban los músculos bajo la canción de The Last Time de Taylor Swift ft Gary Lightbody. No era una canción potente de entreno, pero mi cabeza iba a mil por hora y no podía dejar de darle hostias al saco para desfogar todo aquello que se me arremolinaba dentro.

Después de ello, comí un sándwich y me hidraté bien. La nave iba a estar a reventar, lo bueno de Lucía es que le costaba socializar más de lo que ella pensaba así que no la tendría merodeando por aquí.

Trevor era uno de mis amigos de confianza, así como lo era Ray, pero omití esa información a Lucía. Cuando me metí a cambiarme de ropa para ponerme la de boxeo con la bata, Trevor hizo acto de presencia y no traía buena cara.

A TRAVÉS DEL MUNDO || BILOGÍA TIEMPO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora