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FLASHBACK

Ser una persona funcional tras una resaca monumental es algo que echaba en falta Lucía, han pasado un par de días tras año nuevo. Estuvo diseñando en su cuarto porque el aburrimiento la consumía, no son sus mejores diseños, pero cree que representan bastante el estado de ánimo en el que se encuentra: decaída.

Lleva intentando comunicarse con Teo desde el uno de enero que se fue de su casa. Igual había treinta mensajes sin exagerar e incluso él debió silenciarle el chat para no leerlos. También le había llamado varias veces, pero tan solo podía escuchar la voz de Teo a través del penoso contestador que indicaba que volvía a ignorarla. Una vez más.

Se comía la cabeza demasiado, intentaba hacer memoria y no lograba ubicar qué había podido fallar. Estos días había estado hablando con Daniela por WhatsApp, le ha preguntado qué pasó en la fiesta por si lograba conectar algún suceso con Teo. Es en vano. Nada le da hilos para la puñetera narrativa. Tampoco es que Daniela pusiera mucho de su parte, pero al menos Lucía lo intentó.

Han tenido muchísimas discusiones y es cierto que Teo siempre le ha acabado perdonando, han solucionado cualquier circunstancia. Entonces no sabe qué ha debido pasar y Daniela no le es de gran ayuda. Quería romper a llorar, tenía demasiado miedo.

Dejó el iPad en el escritorio y se bajó de la cama perezosa, tenía que hacer algo. Miró por la ventana y ve que el tiempo es bastante frío, todo está vacío a causa de ello. Está anocheciendo puesto que son las siete de la tarde y es invierno, pero no pasa nada, ha de solucionar esto con Teo. No puede perder a la única persona que no se ha ido de su lado en tanto tiempo.

Se vistió, se ató las Jordan y se puso un abrigo. Ni si quiera llevaba nada más que las llaves en el bolsillo y el móvil. El pelo le caía en cascada desordenado y salvaje, para qué iba a arreglárselo si tan solo iba en busca de Teo. Encendió sus cascos y se los colocó en la cabeza.

―Voy a ver a Teo ―anunció Lucía en el comedor.

Sus padres estaban en pijama con un bol de palomitas viendo no se qué en la televisión, son fanáticos de comerse una serie en menos de veinticuatro horas.

―De acuerdo, no vuelvas tarde y si necesitas que te vayamos a buscar danos un toque ―dijo Leo.

Lucía puso en marcha la música y metió la mano en los bolsillos, se había olvidado los guantes y el gorro. Tenía frío, pero consideró que tenía prioridades, salvar su amistad con Teo y saber qué había pasado para que le ignore con tantas ganas.

Es una persona importante en su vida, sentía la necesidad de ponerse a llorar porque el miedo a perderlo es gigantesco. La música deprimente no le estaba ayudando, pero tenía que mantener la compostura, no podía enseñarle a Teo que estaba jodida. Sabía que siempre la cagaba y que debería mejorar aquello. No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes o eso es un dicho que se dice mucho en su casa. Se estaba viendo reflejada en ella.

Decidió irse andando porque así el frío de Madrid le impactaba de lleno en la cara, haciendo que las lágrimas se detuvieran y todo su cuerpo temblara. Así ocultaba el miedo. No podía temblar por ello.

Caminar le ayudaba a despejar su cabeza, da igual que dé vueltas en círculos a la manzana mientras pueda ir con la música y sin pensar en nada más ni en nada menos que lo que suena. Es una casualidad que todas las canciones que se fueron reproduciendo tuvieran una letra cuanto menos deprimente.

Teo suele contestar a los mensajes, no es como Lucía que tarda demasiado, pero sí que antes de acabar el día si no ha respondido lo hace. Quizá por eso le sorprendía que llevara dos días sin saber absolutamente nada de Teo, ni por las redes sociales.

A TRAVÉS DEL MUNDO || BILOGÍA TIEMPO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora