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Me notaba el brazo inmóvil, estático y como si algo me pinchara. Escuchaba voces lejanas, más de una y algo difusas, algo debajo de mí era blandito y entraba una luz bastante fuerte por algún lado.

Abrí los ojos con lentitud, como si el Sol que entraba por aquella ventana me molestara con gravedad a la vista. Vislumbré varias figuras, más de tres en concreto, aunque creo que estaba soñando.

―¿Papá? ―Fue lo primero que dije y que vi.

―Lucía... ―Dijo él levantándose de golpe.

Pues no estaba soñando, a su lado estaban Rodrigo y Alejandro. Los otros tres eran mis amigos y tenían la misma pinta que ayer por la noche, me miré a mí misma y estaba llena de mierda. Llevaba la rodilla vendada, las medias estaban ya destrozadas y me habían colocado una vía en el brazo. Notaba pegotes en la cara, dándome a entender que alguien curó las heridas de mi cara.

Giré la vista hacia la izquierda y estaba Teo en una camilla, tenía algún que otro cable, una venda en el hombro y estaba con una bata de hospital. ¿Dormido? ¿en coma?

―¿Teo? ―Dije intentando incorporarme.

―No te muevas, te desmayaste de lo lindo por lo visto. Teo está bien, le han puesto bastante medicación, aunque no creemos que tarde en despertarse ―decía mi padre incitándome a que me tumbara.

Agarró el mando de la camilla para poder inclinarla un poco hacia arriba y que no estuviera totalmente plana en ella. Tal y como estaba Teo ahora mismo.

―No sé ni qué hora es ―murmuré―. Quiero sacarme esto.

―Llamaré al médico ―dijo Ray.

Se perdió por el pasillo tras ser perseguido por varios pares de ojos, estaba metida en un buen lío.

―Buenas ―dijo un doctor con unos papeles en la mano, tras de él entraba Ray―. ¿Lucía?

Tan solo asentí con la cabeza.

―Has tenido suerte de que solo haya sido un desmayo y que los golpes en la cabeza hayan sido mínimos. No sé quién te enseñó a pelear lo justo y necesario, pero actuaste con conciencia ―relataba el doctor―. Un mal movimiento y te hubiera dado un traumatismo como a tu pareja.

―No es mi... ―Negué con la cabeza―. No importa ahora.

―La herida de la pierna se estaba infectando. Al hacértela debió rozar con distintas bacterias y pues vaya, te la hemos tenido que vendar, pero con un cuidado en casa no tardará mucho en curarse ―seguía observando el papeleo.

―Vamos, que se te llenó de mierda ―me susurró mi padre.

―En la cara nada extraño, rasguños y heridas que no eran profundas. Tan solo te las hemos limpiado. Las pruebas salen bien y estás estable. La vía era porque tu cuerpo estaba bastante débil y te encontrabas bastante en shock. Parecías entera cuando llegaste. Él no tardará mucho en despertar, la medicación dejará de hacerle efecto y cuando despierte llámenme ―dijo despidiéndose.

―¿Y mamá? ―Fue lo primero que pensé.

―Se cree que nos hemos ido de viaje de aventureros ―comentaba Rodrigo.

Me di cuenta de que no todos sabían español más allá de, la costumbre de hablar con ellos así. Si estaba a solas con Teo tampoco me salía hablarle en inglés. Hablaban los tres un inglés más o menos aceptable, por lo cual decidí que, ya que estábamos todos en el ajo, no hacerlo en español para entendernos.

―Solo Trevor sabe español ―dije en un hilo de voz.

―No tienes porque... ―Intentó intervenir Christy.

A TRAVÉS DEL MUNDO || BILOGÍA TIEMPO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora