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Tras un par de días, aún tenía una herida en la ceja que ya no sangraba y no tenía la más mínima intención de toquetearla para que aquello sucediera.

Mis labios estaban llenos de pequeñas manchas rojizas de haber sangrado, cuando me pongo muy nerviosa los muerdo con ahínco hasta que se crean heridas e incluso sangran. Los tenía totalmente destrozados, un indicio de lo mal que me sentí. De la rabia. La ira.

Estaba tumbada en mi cama, tenía el iPad entre las manos para poder estar diseñando en silencio, bueno, la callada era yo. Aquí éramos varias personas: Christy, Ray, Trevor y Teo. Estaban hablando de una fiesta y de que iba a ser la hostia. Desde que peleé con Teo en aquel ring, ninguno había sacado el tema y yo me debatía de nuevo en si pedirle perdón por lo sucedido o no.

¿Qué era correcto a estas alturas de la trama de mi vida?

Lo único que sabía es que me veía yendo a la fiesta, de ser así, quisiera no estar tan borracha para acordarme de todo lo sucedido. Era una sensación horrible despertarse con lagunas y un malestar general horripilante.

Tendía a recurrir al alcohol en las fiestas por el hecho de querer huir y sentir la adrenalina que me corría por las venas. Eso no era para nada sano. Una de las veces casi muero ahogada por culpa de mi lado aventurero, aquel lado era el que elegía cualquier opción que indicara: peligro. Porque sí. Me atraía el peligro como un imán.

Realmente, nadie sabe qué se me cruzó por la mente aquel día que casi me ahogo en la playa y la sensación que tuve tiempo después.

Las olas siempre me parecieron atractivas, me gustaba verlas romperse en una roca y me ensimismaba. Me introduje en el agua a pesar de que apenas sabía nadar, porque el hecho de estar flotando en el agua me atraía. Porque era peligroso y una aventura, pensé que luego tendría mil anécdotas que contar cuando creciera. No estaba muy bien de la cabeza, bueno, dudo seguir muy cuerda.

De golpe todo se tornó muy oscuro porque el mar me engulló en un santiamén, preocupé a todos y tan solo pude murmurar un "lo siento" a Teo en cuanto tuve oportunidad de volver a respirar. No me sentí mal por ello, es decir, sentí que si se me llevaba el mar quizá ya no tendría que preocuparme de que nadie se riera de mí. De que me juzgaran sin motivo aparente. Era una cría inocente que tan solo se estaba buscando a sí misma. Una cría que pensó que la muerte iba a ser la solución al trauma que tenía el resto de niños, porque meterse con alguien es señalar tus propios errores.

Estaba desconectada de la conversación que mantenían, escuchaba como sorbían de alguna lata de cerveza o como masticaban algún tipo de patata extraña. Sí, porque aquí en Estados Unidos había una variedad surrealista de sabores para absolutamente todo.

Tuve que salir de mi ensoñación, aunque ni ellos me prestaban atención ni yo lo estaba haciendo con lo que sea que dijeran. El móvil a mi lado sonaba con ganas, tuve que cerrar el iPad para cogerle la videollamada a Alejandro. El resto se había girado hacia mí después de que me sonara el móvil.

―Buenas noches, Alejandro ―me burlé, hablando en español.

Era consciente de que iban a entenderme a excepción de Christy, el español de Ray era algo más limitado, pero Trevor sí lo entendía.

―Qué control me llevas ―reía este―. Espera, acerca la cámara.

―¿Para qué? ―Indagué.

Vi como Trevor iba susurrándole a Christy y a Ray, supongo que estaba traduciendo la conversación. No me importaba, no tenía nada que esconder a estas alturas.

―Tienes una herida en la ceja y has vuelto a morderte los labios ―apuntaba Alejandro, cerca de la cámara como si fuera a verlo todo mejor desde ese ángulo.

A TRAVÉS DEL MUNDO || BILOGÍA TIEMPO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora