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Tenía la mirada de Christy encima de mí como si estuviera analizando hasta lo más profundo de mi alma. La situación en sí era extraña y no podía negarlo.

Quizá debería hacerle caso a Trevor, tenía la mente en todos lados y no lograba distinguir qué estaba bien o qué estaba mal. Las tonalidades grisáceas hacían estragos en mí.

Miré mi ropa, un chándal gris y unas Jordan. Opté por la comodidad puesto que eran muchas horas de avión, cogí aire y miré con atención a Christy que estaba cerrando su maleta vacía.

―He de ir a comprar telas, para el baile de primavera... ―Alcé la vista hasta encontrarme con la suya―. Me he cambiar, pero, ¿me acompañas?

Me miraba intrigada, como si mi cambio de humor fuera bastante drástico, pero se le dibujó una sonrisa en la cara y asintió. Se metió en el baño y yo me cambié. Unas medias de rejilla, encima unos tejanos rotos, anchos y deshilachados. Me puse las Jordan para no rebuscar otras y una sudadera gris.

Cogí el abrigo y una bufanda. Hacía frío en Utah, pero no tanto como pensé que haría. Agarré mi mochila y puse todo lo que iba a necesitar: monedero, llaves y los cascos en su funda.

―¿Vamos? ―Pregunté mientras veía como Christy agarraba su móvil.

―Sí claro.

Salimos de la residencia y nos fuimos andando, la guiaba yo más que nada porque aquella tienda podría ser mi segunda casa. Tanto la dueña como la dependienta ya me conocían de sobra, lo cierto es que no tenía una idea fija acerca de lo que quería diseñar. Tan solo vagas ideas que se me cruzaron por la mente, bastante costosas de hacer si se me pregunta.

―¿Ya sabes cómo será? ―Inquiere Christy.

Llevaba las manos en el bolsillo, no habíamos hablado mucho mientras íbamos de camino y tampoco sabía cómo sacar un tema de conversación.

―Tengo ligeras ideas, sé el color, qué tela quiero... hay un par de piezas que sé cómo quiero que sean, pero el boceto no es nada del otro mundo ―me encojo de hombros.

―Estoy segura de que harás magia, yo vi uno de color melocotón en una tienda no muy lejos de aquí creo. ¿Podrías coserle algunas flores blancas?

―Claro, no tengo problema en ello. Supongo que me dará tiempo.

―Sí, no hay prisa. Primero céntrate en el tuyo, ¿no crees que es mucho trabajo hacértelo desde cero?

―Perdería la gracia si no trabajo en ello.

―Era una opinión, sabes que... ―Pero la interrumpo.

―Lo sé, tan solo estoy... bueno, he tenido días mejores. No tienes culpa de mi mal humor, lo siento.

Frunce los labios esperando que le diga algo más, pero la miro suplicando que no pregunte, que entienda que necesito unos minutos para ir a por un café y hablar tranquilamente. Me observa con detenimiento y asiente.

Entramos en la tienda, me saludan como si fuéramos amigas de toda la vida y saco el boceto que he doblado en el bolsillo de mi abrigo. Hay trazos que no tienen sentido y algunas palabras sueltas para lograr conectar mis ideas, pero... no es nada concreto. Me ayudan a elegir las telas y hacen que todo lo que estaba desdibujado cobre algo de sentido en mi mente, las ideas aparecen conforme las telas se doblan en el mostrador. Las dudas se disipan, les pido un lápiz y acabo de hacer algunos trazos para que no se me olvide aquello que tengo en mente. Christy ha comprado flores de distintos tamaños para que se las cosa en el vestido una vez haya finalizado el mío.

Nos despedimos y nos acercamos a la tienda donde había visto el vestido de color melocotón, dijo que ya se pasaría, pero vestidos de esa índole a pocos meses del baile de primavera... peligro. Insistí para que se lo comprara y me hiciera caso, era una ganga ese vestido. Sencillo, pero a un precio que seguramente luego aumentara, ahora empezaban a salir al mercado por el tema del baile de primavera y los precios no eran muy excesivos. Si se esperaba más tiempo, seguramente le hubiera costado el doble.

A TRAVÉS DEL MUNDO || BILOGÍA TIEMPO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora