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Miro a nuestro alrededor, la gente nos está grabando y creo que, si no fuera por la euforia que me recorre todo el cuerpo hubiera salido huyendo por patas.

Lo sorprendente de todo esto, es que Teo esté siendo tan él que ni se dé cuenta de que todos estamos viéndolo.

Es mágica la sensación, los dos cantando y bailando. Viendo como el resto también se suma a la fiesta que he montado, quisiera guardarme todos los vídeos para poder vernos desde distintos ángulos. Es... indescriptible.

―Lucía ―murmura Teo, cerca de mí para que pueda escucharlo por encima de la música―. Tenemos que hablar.

Tenemos. Que. Hablar.

He visto demasiadas películas y series como para ser consciente de qué significan esas tres palabras y mucho más, cuando vienen después de un momento tan bonito.

Asiento con lentitud, la gente tampoco se queja, pero sí que nos aplauden cuando apago la música y guardo el altavoz. Vamos, como si nos hubiéramos marcado el concierto de nuestra existencia. Me cuelgo la mochila y Teo me agarra de la mano moviéndonos entre la multitud como si estuviéramos esquivando balas.

No sé a donde nos dirigimos y parece que tengo un flashback de hace apenas los últimos minutos de mi vida. Veo que vamos directos a un banco alejado de la concentración de gente que he formado sin querer y se sienta, a la espera de que haga lo mismo.

―El tenemos que hablar suena bastante aterrador Teo, no te voy a quitar la razón en que hay una conversación pendiente.

―Pues se acabó la falta de comunicación.

Bueno, eso tendremos que verlo en un futuro.

Cojo aire y me saco un paquete de tabaco, lo cogí en casa. Era de mi padre, pero es que ya empieza a darme pereza liármelos. Aún tengo de liar, pero... bueno, ahora no me apetece. Enciendo el cigarro y le doy una larga calada, me da que lo necesito.

Veo a Teo pasarse una mano por la cara y lo conozco lo suficiente como para saber que eso no es una buena señal.

―Creo que debo empezar yo ―suspiro―. Lo siento.

―Y yo creo que ese lo siento lo he escuchado más veces que a mi madre diciendo "Teo es responsable" ―bufa.

Touché.

―Déjame acabar ―le pido.

Él asiente, girándose hacia mí mientras yo sigo fumando.

―Ese perdón va por aquella noche. No me interrumpas.

―Vale.

Niego con la cabeza, no tiene remedio.

―Quiero decir, que lamento mucho el como te hice sentir y que no fue para nada intencionado. Suena a excusa, lo sé ―admito―. No iba solo con el propósito de tachar puntos en alguna lista, quería realmente no pensar.

Teo me escucha con demasiada atención y a pesar del frío, creo que estoy sudando la gota gorda.

―Necesitaba no pensar, quizá suene a tontería, pero... tenía tanto miedo y llevaba tantos años con eso arraigado en mí, que me convencí a mí misma de que debía empezar el año sin acordarme de la mierda de vida que sentía que tenía ―evito llorar―. Puedo tener una familia increíble, tenía a Daniela que... bueno, me entiendes.

―Lucía...

―Por favor ―lo miro suplicante, aplastando el cigarro ya consumido en el suelo.

Asiente cruzándose de brazos.

A TRAVÉS DEL MUNDO || BILOGÍA TIEMPO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora