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TEO

No sé qué coño estaba haciendo, estaba diciendo tantas cosas que no podía seguir escuchándola. La única forma que vi para callarla fue estampar mi boca en la suya, por un momento temí por mi integridad física pero sorprendentemente me devolvió el beso. Tímida al principio, precavida y con algo de miedo... pero aquí la tenía, enrollada a mi cuerpo y entregada totalmente.

Empiezo a darme cuenta de que es remotamente imposible que Lucía sienta algo más que no sea una atracción sexual, ella no podría enamorarse de mí. No podría romperle el corazón.

El odio le sale por la piel y en cada beso que da, cuando me estira del pelo cada vez que mi boca recorre su cuello con ansias. Quiere algo de mí, puedo darle ese algo sin problema, pero, ¿qué conllevara eso?, ¿podré luego seguir como si nada?, ¿seré yo el puto perjudicado como siempre?

No puedo más, siento la erección muy prieta en mis tejanos y me duele de la hostia. Al tenerla en brazos, la tumbo directamente en la cama, mi cuerpo encima de ella encaja perfectamente, eso me hace tragar saliva mientras la observo. Tiene un chupetón en el cuello, en la zona trasera que se disimularía con el cabello, la boca entreabierta con unos labios hinchados y el pecho le sube y le baja con rapidez ya que tiene la respiración y el pulso acelerados.

No obstante, no puedo hacer esto como si nada. Tampoco sé que gustos tiene en la cama, no es plan de preguntarle y cortarle el rollo, pero sí que me veo en la tesitura de explicarle, de preguntarle yo porque entendería que no quisiera hacerlo a mi manera o simplemente irse a su cuarto y listo.

―Lucía... quiero hacerlo a mi manera, si tú estás dispuesta a seguir con esto.

―¿A follar te refieres? ―Dice en un tono burlón.

Quiero volver a cogerle del cuello y callarla de la forma más sencilla que sé, vamos, como antes.

―Es en serio ―bufé.

Tenía los brazos alrededor de su cabeza, apoyado en la cama con las rodillas al lado de sus caderas. Me miraba intrigada, sin entender nada y la comprendía. Normalmente con quien he follado es con chicas que tienen los mismos gustos y no hacían falta muchas palabras para pasar a la acción, pero ellas no eran Lucía.

―Necesito que comprendas que... ―Dije suspirando, sin saber muy bien cómo explicarle, temiendo a ser juzgado―. ¿Sabes lo que significa que te pida una palabra clave?

Ella me mira, al principio inexpresiva pero luego se le curva media sonrisa y le brillan los ojos. A una persona que le invade el miedo constantemente, pero le puede la adrenalina...

―Sí, sé de qué prácticas me hablas Teo. No tengo ningún inconveniente, a menos de que me digas que te pone mear encima de la otra persona porque entonces...

Le agarré del cuello y la miré fijamente, le di un beso que volvió a entrecortarle la respiración.

―Entiendo ―dijo ella cuando la solté.

―Si quieres que pare, si te molesta algo, si necesitas un respiro o si incluso no quieres seguir... di una palabra, la que quieras. No voy a hacer nada que no quieras y si incluso quieres hacerlo de forma tradicional, no tengo problema. Esto es una cosa de dos, no solo estoy follando yo, ¿lo entiendes no?

Pagaría lo que fuera por saber en qué piensa Lucía ahora mismo, puedo escuchar el latido de su corazón yendo a mil por hora. Sé que ha hecho muchas cosas, es decir, su vida sexual siempre ha sido algo activa y aunque no habláramos mucho, la gente tiene la lengua muy suelta y larga cosas. Sé que esto no le espanta, dudo que no lo haya practicado, pero, aun así, como no lo sé a ciencia cierta no quiero causarle ninguna incomodidad.

A TRAVÉS DEL MUNDO || BILOGÍA TIEMPO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora