A TRAVÉS DEL MUNDO || BILOGÍA TIEMPO 2

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FLASHBACK

El primer fin de año que Lucía podía salir después de tomarse las doce uvas, estaba ansiosa porque había logrado conseguir un carnet falso ya que aún no tenía los dieciséis. No como Teo, que es un año mayor. Gracias a él, logró convencer a sus padres de que estarían en algún bar celebrándolo. Eso no requería tener más de dieciséis.

Una pequeña mentira camuflada.

Era consciente de que la mayoría de gente eran amigos de Teo, ella tan solo tenía a Daniela, la cual también iba con ellos. No le importaba porque sentía que por fin saboreaba aquella libertad, como si nunca la hubiera liado parda con anterioridad.

Antes de cenar, Lucía se puso unas medias negras transparentes y un vestido de brillos ajustado y negro, detestaba llevar tacones así que optó por unas botas con plataforma y una chaqueta lisa de color gris. Se dejó el cabello suelto y tan solo se aplicó un poco de rímel para destacar un poco más su mirada. Era su noche.

Había estado haciendo una lista de cosas que quería hacer para empezar el año: ronda de chupitos, besar a un chico como si estuviera en medio de una película, subirse a bailar en algún punto alto... Daniela dijo que se apuntaba así que ya no estaba sola en sus locuras.

Teo pensó que Lucía estaba preciosa aquella noche, le bastó con decir a sus padres que él cuidaría de ella para que la dejaran salir aquella noche de fin de año. No costó mucho ya que todos confiaban en él, vamos, la misma rutina de siempre.

Cargar con la responsabilidad de cuidar de Lucía era algo gigantesco, conocía la situación de primera mano, pero no le importaba. También era consciente del riesgo que suponía ese reto. Quería a Lucía y sabía que le hacía ilusión en cuanto la vio tan arreglada aquella noche. Estaba deslumbrante, quizá nadie se percató de ello, pero él sí.

Tras encontrar a la persona indicada para falsificar el DNI, fueron en taxi a la discoteca donde habían quedado con los amigos de Teo. Ambos charlaban animadamente, se reían y compartían bromas. Lucía y él siempre fueron así, han crecido juntos y, a fin de cuentas, tienen anécdotas para dar y regalar.

Lucía intentaba integrar a Daniela en la conversación, cambiando de tema o mencionando cosas de su interés, pero apenas participaba, algo que le preocupó. Si bien sabía que a su mejor amiga no le gustaba mucho salir de fiesta, se entusiasmó cuando le dijo que podía ir.

En un principio Lucía no iba a asistir, de hecho, Daniela le dijo que iría ella y que si le dejaban mejor porque no quería pasarlo sin su mejor amiga. Menos mal que no le gustaba salir de fiesta. Ella se hablaba con varios amigos de Teo, por lo cual conocía a la gente y aunque no fuera su ambiente, se lo pasaría bien. Cuando habló con Teo para convencer a sus padres, pensó que a Daniela le haría ilusión que ambas fueran a pasárselo bien, pero esta, no demostró el interés que Lucía esperaba.

Cabe destacar que la amistad de ellas siempre ha sido algo extraña, pero nadie nunca preguntaba, es decir, todos conocen a Lucía y no se sorprenden para nada. Teo las mira de reojo en el taxi, las ve calladas, pero en cambio Lucía lleva una sonrisa.

La famosa lista de Lucía la hizo cuando Teo logró el permiso, se lo explicó a Daniela con pelos y señales diciendo que debía cumplirlo como un reto y esta, cansada de escuchar su emoción solo dijo: Lucía, no vives en una serie americana, déjalo estar. El ánimo de ella menguó tras las palabras de su mejor amiga, así que un día, estando en casa de Teo, se le cayó el papel donde tenía garabateado aquellas frases tan simplonas. Él tan solo le dedicó media sonrisa negando con la cabeza, no la juzgó. Le devolvió el papel sin decir nada.

Daniela iba preciosa con un vestido corto de seda perlada y unas plataformas doradas. Los labios rosados y unas largas pestañas. La melena recogida en un alto moño bien repeinado. Pensaba que estaba preciosa y que destacaba, pero dejó de hacerlo en cuanto vio aparecer a Lucía. Adoraba a su mejor amiga, pero a veces detestaba que siempre llamara la atención.