EPÍLOGO

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Era mi último verano antes de ser universitaria. El anterior también habían venido de vacaciones a Vernazza y, sinceramente, les encantó este lugar. La magia de este rincón de Italia era sorprendente.

Aunque el verano no fue enteramente en Italia, también fuimos a Escocia con Christy. No con su familia ya que eran algo peculiares pero la verdad es que nos lo pasamos bastante bien.

Es por ello, que este verano era nuestro. En la playa. Tostándonos al Sol. Sin turismo. Tan solo descansando.

Por fin había acabado mi etapa de la secundaria y ahora, estaría a la par que Teo, el cual ya había empezado la universidad hará un año. Todos nos quedamos en la universidad de Utah. Teo optó por estudiar deportes y como no, a nadie le sorprendió ese hecho.

En un principio, Christy iba a volverse a Reino Unido pero su relación con Melanie y todo lo que le ataba hizo que se quedara en Utah. Cursa filología inglesa en la universidad, claramente no es lo mismo el americano que el británico, pero le fascina la de diferencias que hay. Para ella, es todo un mundo.

Trevor no quiso ir a la universidad, se puso a trabajar en cuando finalizó el instituto. Realmente, aunque aprobara y se le diera bien el deporte, para él estudiar era aburrido y tenía edad para trabajar. Alejandro le dio consejos y ahora Trevor trabaja de mecánico en Utah, la de vueltas que da la vida.

Ray sí que estudia con Teo en la universidad, en concreto psicología bajo el pretexto: me fascina la mente humana y el concepto de qué es la moralidad gris. Gracias a sus preguntas acerca de cómo funciona el cerebro, es uno de los mejores estudiantes de su carrera y la verdad es que creo que va a tener un buen futuro como psicólogo... sobre todo cuando no intenta aplicar sus conocimientos en mí. En verdad me hace gracia, pero mejor hablo con mi psicóloga, ella está licenciada ya.

¿Y yo? Me fui a bellas artes, aprendí el arte del dibujo gracias a la de horas muertas que le he dedicado a mis bocetos como diseñadora emergente. No he perdido el contacto con Adele ni mucho menos, ahora trabajamos juntas en sacar una pequeña colección.

Nos tuvimos que organizar como pudimos en aquella casa para dormir, las reformas que le hicieron a la casa hará ya años nos vinieron bien ahora que somos cientos y la madre. Según mi padre: éramos pocos y parió la abuela.

Realmente, eran tres cuartos y nosotros éramos bastantes, así que mientras los adultos se organizaban entre dos cuartos y un sofá que se convertía en cama... nosotros teníamos una habitación donde el suelo se convirtió en colchones y el aire acondicionado nuestro aliado y mejor amigo.

―Voy un momento a la playa ―les digo, a punto de salir por la puerta―. No tardo.

―Lucía ―demandaba Teo.

―Por favor ―niego con la cabeza.

Nadie dijo nada, bajé hasta la playa y esta vez sí que llevaba el móvil en vibración en la bolsa de tela que colgaba de mi hombro. Llevaba el pelo recogido en una pinza y el azul estaba bastante descolorido, pero ya volvería a su tono una vez nos fuéramos de Vernazza y volviéramos a Utah. A mi peluquera de confianza.

El verano pasado empecé a hablar con la roca, sí, una roca. Parecía que fuera una mera piedra sin fundamento, pero ahora mismo tenía varios ramilletes de flores. De todo tipo y colores.

Al ser un pueblo pequeño, todos conocían a Greta. Era la mujer más increíble, todos la recordaban por sus extravagantes peinados y pelos de colores. Todo eso de cuando mi madre estuvo de paso por aquí, pero no solo eso, Greta era una madre y una abuela para muchos de los habitantes de aquí.

Pusieron una pequeña placa, aunque no esté enterrada aquí si no en Pisa, decidieron que merecía su lugar. Después de tantos años viviendo aquí y siendo una de las mujeres más queridas.

A TRAVÉS DEL MUNDO || BILOGÍA TIEMPO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora