12. Plan

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Abril es como un mes intermedio. Es ese mes en el que estas tan cerca de acabar como de empezar el último cuatrimestre.
Aún así, lo típico, los árboles florecen, empieza a salir más ese sol brillante, esa brisa que tiene un cierto aroma a flores con un toque de verano. Todo el mundo viste con color, pero también como dice el dicho, "En abril, aguas mil". Es un mes donde te despiertas o con un sol radiante o con un cielo negro, y en ambas ocasiones va a acabar en lo mismo, tormenta.

Bueno, pues algo parecido va a pasar aquí. Nuestras protagonistas ya llevan un tiempo juntas, sin oficializar nada, y ya están en esa fase en donde cada vez cuesta más que los sentimientos se oculten y no salgan a relucir. ¿Son capaces de seguir ocultándolo o incluso es lo que quieren?

- Martin, no sé qué quieres que te diga. - Le dijo Ruslana por tercera vez a su amigo que la tenia encerrada en su habitación.
- Sólo quiero que me digas la verdad. - la miró serio.
- Martin, déjala ya, no va decir nada. - le dijo Juanjo a sabiendas de que no abriría la boca.
- De verdad que no sé que es lo que queréis que os diga. - dijo ya cansada.
- Somos de tus mejores amigos y no nos cuentas tus cosas. - dijo Martin con cara de dolido. - Me duele la verdad.
- Como no me digas de una vez lo que es yo si que te voy a hacer daño.
- ¿Estás saliendo con Chiara? - preguntó Juanjo de la nada, lo cual pilló de sopetón a la chica.
- Pero qué decís, no digáis tonterías anda. - intentó excusarse ella. En ese momento fue salvada por la campana literalmente porque sonó el timbre informando que era la hora de la cena.
- Por ahora te libras, pero esto no ha acabado aquí.

Los tres bajaron hacia abajo para encontrarse con sus amigos. Ya allí se sentaron como siempre hacían, lo único es que ahora Chiara y Ruslana se sentaban juntas con la excusa de que lo que no le gustaba a la pelinegra se lo daba a la otra.

- Bueno, qué vamos a hacer este finde. - Dijo Salma.
- Podríamos salir, ¿no? - Contestó Ruslana.
- Vaya que ganas tienes tú de salir Rusli. - Le dijo Álex para fastidiarla, y ella como respuesta le tiró su servilleta.
- Calla idiota, es porque llevamos mucho tiempo sin salir.
- Por mí bien, así nos da un aire que no sea el de aquí. - Dijo Violeta.
- Así que te apetece salir de fiesta. - le dijo Chiara acercándose al odio de la chica pelirroja con la excusa de que se le había caído la servilleta, lo cual hizo que se pusiese muy nerviosa. Cuando volvió a subir dejó su mano puesta en el muslo de la chica y ahí decidió empezar su juego.
- Kiki, ¿tú quieres? - le preguntó Álvaro sin saber que estaba pasando debajo de la mesa.
- A mí me parece bien esto de que vayamos de fiesta y así nos divertimos juntos. - Dijo apretando el muslo de la chica mientras la pelirroja le daba un manotazo.
- Genial, pues voy a ver si consigo entradas. - Dijo Denna cogiendo el móvil. Mientras la morena seguía subiendo su mano por la pierna de la pelirroja, y ella cada vez más nerviosa.
- Para - dijo susurrando para que solo ella se entere, pero solo recibió una risita pícara.
- ¿Estas bien Rus? - le preguntó Martin.
- Si si, genial. - dijo mientras conseguía entrelazar las manos y así quitarla de su muslo.

Una vez que la cena terminó todos decidieron irse a sus habitaciones, menos ellas. Cada vez podían evitar menos que se notase en público porque cada vez era más evidente, había mas sentimientos y se le hacia difícil. Sus amigos sospechaban algo, pero no se atrevían a preguntar, y ellas tampoco es que se atreviesen a hablar de esto entre ellas porque estaban cagadas en lo que podría derivar esa conversación.

- Martin y Juanjo creen que estamos juntas. - Suelta Ruslana de la nada cuando se sientan en la sala de estar. - Me han hecho un tercer grado antes de cenar.
- Y qué les has dicho. - Preguntó la morena.
- Pues que no, que estaban locos, lo de siempre. - Ante eso Chiara puso cara rara. - ¿Qué pasa?
- No, nada.
- Kiki, cuéntamelo. - Dijo mientras le cogía una mano.
- No crees que podríamos contárselo. - dijo con timidez. - Digo que, ya llevamos un tiempo juntas, podríamos ir ya naturalizándolo con los demás. Mira, yo estoy cansada que nos hagan interrogatorios por si estamos con otra gente, quiero poder besarte sin tener que preocuparme de que alguien nos vea, o darte un abrazo y no tener que pensar si pensaran algo raro.
- Lo sé, yo también estoy harta. - Dijo, pero en seguida le cambió la cara. - Pero no somos nada, ni nosotras hemos hablado.
- Pues hagámoslo, hablemos. - Contestó en un tono más serio.
- Chiara, me gusta estar contigo, pero también me gusta que lo que tenemos sea nuestro. ¿Por qué no esperamos un poco más?
- Ruslana, no quiero esperar, quiero poder tratarte como lo que somos, no eres sólo mi amiga, es más no quiero que lo seas, y no quiero que solo digamos que tenemos algo. - Paró y resopló. - Mira, creo que lo mejor es que me vaya a la cama, y mañana hablemos. - Dejó a Ruslana tan impactada que no fue capaz de reaccionar.

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