29. Llamada

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La tranquilidad, no cuesta tanto encontrarla si estas en el sitio indicado y con las personas adecuadas, o eso es lo que piensa Ruslana en ese momento subida en el coche de Chiara con la ventana abierta, la brisa del mar y de la velocidad.

- Ya casi llegamos - avisó la morena haciendo que Ruslana saliese del trance en el que había entrado.
- Genial. - contestó.
- Te va a encantar, no suele haber mucha gente porque esta un tanto lejos, pero eso hace que sea mejor.
- Seguro que me encanta. Además has traído la guitarra, eso ya hace que sea mucho mejor.

No era muy pronto, eran cerca de las seis y media de la tarde, pero llegaban bien para poder ver el atardecer porque aunque sea muy de película, a quién no le gusta ver un buen atardecer.

Como Chiara le avisó era una de las mejores cosas que había visto nunca. Era de tierra lisa y el mar en calma, con lo cual era como un gusto visual que jamás había visto. También como le dijo no había mucha agente, es más, sólo había una pareja, pero bastante más alejada.

- Esto es increíble - dijo Ruslana cuando ya llevaban ahí un rato. 
- Desde luego - contestó la morena, pero no se referían a lo mismo, ya que la pelirroja lo que hacia era admirar el paisaje mientras que la morena lo que hacia era admirar a su novia. Le encantaba que estuviese ahí y encima en su lugar. Estaba el plus de que estaba guapísima, llevaba un bikini azul y su melena naranja en una tranza larga. No llevaba nada de maquillaje y sus pecas se veían por completo, añadiendo que sus ojos marrones tenían un brillo especial.En ese momento Ruslana giró la cabeza para mirarla y vio que no estaban mirando lo mismo, lo cual le causó bastante gracia ver como la morena se ponía colorada al ver que la había pillado.
- Aunque puede que me gusten más las vistas que tengo aquí a mi lado - dijo dándole un pequeño beso.

Fue pasando la tarde mientras la morena tocaba la guitarra con melodías tranquilas y la pelirroja componiendo. Ambas aman la música y que hay mejor que poder compartir algo que te encanta.

- Tienes claro que vas a cantar mañana. - le preguntó la pelirroja.
- Sí, creo que sí. - contestó y volvió a seguir tocando la guitarra.
- Y no me vas a decir que es. - dijo afirmando la chica.
- Exacto, mañana lo sabrás.
- Vale, pero debes una. - contestó y siguió escribiendo lo que estaba haciendo en la libreta.
- Chiara dejo la guitarra a un lado y se acercó más a ella. Apoyó la cabeza su hombro después de darle un beso en él. - Me gusta que estes aquí.
- A mí me gusta estar aquí. - le dijo dejando la libreta.
- Es muy fuerte que mañana vayas a verme. Gracias. - Kiki, eres mi novia, por su puesto que no me iba a perder esto.
- Rus, no tienes de qué preocuparte con lo del casting. - la pelirroja se puso tensa al momento. - tus amigos irán a verte, los del internado también y por supuesto que yo iré. - paró - sé que te duele que tus padres no vayan, pero -
- Me voy a bañar, tengo calor. - dijo cortando a la chica y levantándose sin darle tiempo a decir nada más. Era un tema espinoso para ella. Sus padres nunca la habían apoyado en ese sentido, pero ahora que era más mayor le dolía el doble ese tema.

Después de toda la tarde allí se fueron a casa. Al llegar a casa estaba toda la familia de Chiara, cosa que la morena no se esperaba.

- Que coño - dijo ella cuando entró por la puerta y vio a todo el mundo.
- ¿Ha venido toda tu familia? - preguntó un poco nerviosa la pelirroja.
- Eso parece, Jasmin - llamó a su hermana que fue hacia allí cuando vio que llegaron - qué es esto.
- Mamá los ha llamado para que vengan a conocer a Ruslana. - paró - lo siento, he intentado evitarlo.
- Chiara estaba muy nerviosa, pero Ruslana al verlo supo que tenia que ser ella la que calmase la situación.
- Oye, - dijo mirándola - no pasa nada, ¿sí?. Me gusta conocer a tu familia. Es solo una cena.

Las tres chicas se introdujeron hacia el interior de la casa donde todos los ojos fueron hacia la pelirroja de pelo largo.

- Así que tú eres la nueva integrante. - dijo un hombre de unos cincuenta y pico de años.
- Hola, soy Ruslana, encantada.
- Bueno, que tal si vais a cambiaros y nos sentamos a cenar. - dijo la madre de Chiara a ambas chicas.
- En seguida volvemos. - contestó la morena. - espero que esto no se alargue mucho. Lo siento de verdad.
- Qué no te preocupes, todo va ir bien - sentenció dándole un beso y tirando de ella hacia fuera

La cena fue pasando, Chiara estaba un poco más en tensión que de lo normal. Las situaciones así siempre eran incómodas, lo que pasa es que a Ruslana se le veía bastante cómoda al estar con la familia de ella.

- Entonces a ti también te gusta la música - preguntó la prima de la morena que era tan solo unos años mayor que ellas.
- Sí, me quiero dedicar a ella desde que tengo uso de razón.
- Y tus padres que opinan.
- No te preocupes, Raquel está un poco amargada - le dijo Jasmin a Ruslana.
- Tranquila, mis padres no están de acuerdo, pero han aceptado que es lo que soy y lo que voy a hacer. - la familia de la morena, incluyéndola a ella misma miraron con orgullo a la chica.

Consiguieron que la cena pasase sin ningún inconveniente. Por la mañana Ruslana se levantó mucho antes que Chiara por la luz que entraba por su ventana. Al girarse vio a la menorquina totalmente dormida. Le producía mucha ternura, ya que era como una niña chica, pero no quería que se despertase, así que decidió salir de la cama.

Se dirigió hacia la cocina donde no había nadie. Los padres de Chiara estaban trabajando y supuso que los hermanos estarían durmiendo, así que se puso a preparar algo para desayunar cuando le llamó un número. No sabia quién era, ya que los del casting le habían avisado la noche anterior que la prueba sería en dos semanas.

- ¿Sí? - contestó.
- Hola, hablo con Ruslana. - dijo una voz masculina. Sí, con quién hablo.
- Me llamo Jaime, soy productor. La otra noche vi a una chica morena cantar en el bar de Hugo. Le llame y el único número que me pudo proporcionar era este. - Ruslana estaba flipando. - Me gustaría hacerle una prueba, puedes decirle que venga a mi oficina la semana que viene.
- Ehh, claro, sí. Se lo diré y la semana que viene estará  allí.
- Gracias.
- No, gracias a usted.

Ruslana estaba feliz. Lo único que tenia que pensar era cuando se lo contaría, ya que esa misma noche cantaba y no quería ponerla nerviosa.
¿Se iría Chiara a Madrid si le convence la propuesta?
¿Conseguirá ella pasar ese casting y poder empezar a dedicarse a lo que le gusta?
Demasiadas preguntas habían en la cabeza de la pelirroja para las horas que eran.

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