No paraba de pensar en que más le valía a su madre no volver a darle una bofetada. No se me había pasado por la cabeza que YoonGi fuera a ponerse a la defensiva de esta manera.
Tiene la cara roja de furia y sus lágrimas me empapan la mano. ¿Por qué su madre tiene que fastidiarlo todo siempre? A pesar de lo mucho que la detesto, no la culpo por estar enfadada. Le hice daño a YoonGi, pero no creo que le arruinara la vida. ¿O sí?
Miro a mi madre en busca de ayuda. No sé qué hacer. Su mirada me indica que me odia. No quería que supiera lo que le hice a YoonGi. Sabía que eso lo destrozarío, especialmente después de lo que pasó. Pero ya no soy la persona que era entonces. Esto es totalmente diferente.
Amo a YoonGi.
Entre todo el caos que causé, encontré el amor. Él grita en mi mano e intenta librarse de mí, pero no es lo bastante fuerte. Sé que si no lo retengo su madre le dará otra bofetada y tendré que intervenir, o YoonGi dirá algo de lo que se arrepentirá toda la vida.
— Creo que será mejor que se marche —le digo a su madre.
YoonGi se revuelve entre mis brazos y no para de darme patadas en la espinilla. Detesto verlo enfadado, especialmente así de enfadado, aunque mi lado egoísta se alegra de que esta vez su ira no vaya dirigida contra mí.
«Sin embargo, pronto será así…»
Sé que su madre tiene razón con respecto a mí: no soy nada bueno para él. No soy el hombre que YoonGi cree que soy, pero lo quiero demasiado como para permitir que me deje de nuevo. Acabo de recuperarlo y no pienso volver a perderlo. Sólo espero que me escuche, que escuche toda la historia. Aunque tampoco creo que cambie nada. Sé lo que va a pasar, y sé que no se quedará conmigo cuando lo sepa todo.
«Joder, ¿por qué ha tenido que decir nada mi madre?»
Guío a YoonGi hacia el dormitorio. De camino, él se retuerce con tanta fuerza que ambos nos volvemos y nos encontramos frente a su madre de nuevo. Con una última mirada de odio, hace ademán de abalanzarse sobre ella, pero lo retengo con fuerza. Tiro de él hacia nuestra habitación, lo suelto, me apresuro a cerrar la puerta y corro el pestillo.
YoonGi dirige entonces su mirada letal hacia mí.
— ¡¿Por qué has hecho eso?! Tú…
— Porque estabas diciendo cosas de las que te vas a arrepentir, y lo sabes.
— ¡¿Por qué lo has hecho?! —chilla—. ¿Por qué me has detenido? ¡Tengo tanta mierda que soltarle a esa zorra que ni siquiera… no sé por…! —Me empuja el pecho con las manos.
— Eh…, eh…, cálmate —protesto, intentando no recordar que está proyectando la ira que siente hacia su madre en mí. Sé que lo está haciendo.
Cojo su rostro entre las manos y acaricio sus pómulos con los pulgares, asegurándome de que me mira a los ojos mientras su respiración se relaja.
— Cálmate, nene —repito.
El furibundo rubor desaparece de sus mejillas y asiente lentamente.
— Voy a asegurarme de que se marcha, ¿de acuerdo? —digo en voz tan baja que casi parece un susurro.
Asiente de nuevo y se aleja para sentarse en la cama.
— Date prisa —me pide mientras salgo del cuarto.
En el salón me encuentro a la madre de YoonGi sola, paseándose. Se vuelve hacia mí rápidamente, como un gato montés al detectar una presa.
— ¿Dónde está? —pregunta.
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KOOKGI : DESTROYED
Novela JuvenilEs consciente de que era todo demasiado bonito para ser cierto. Ellos parecían hechos el uno para el otro, como dos almas gemelas, pero él lo ha roto todo, se ha acabado el sueño para siempre. ¿Cómo ha podido ser tan ingenuo? Si quiere recuperarlo...