Capítulo 29

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Horas antes de la fiesta.

- ¿Segura que no es muy revelador? - preguntó Kagome, colocando su vestido por sobre su ropa y mirándose en el espejo.

- Para nada - sonrió su amiga - El imbécil de Miroku estará feliz con un montón de mujeres sexys rodeando la fiesta - cruzó sus brazos.

- No te oyes muy contenta con la idea - respondió, irónicamente.

- Ya no me interesa - suspiró, recostándose en la cama - Yo iré para divertirme.

- Sabes, hace unas semanas, Rin me dijo una frase que, creo, deberías tener presente en tu mente - la miró - Todo sería más fácil, si fuéramos más sinceros con lo que sentimos - su amiga suspiró - Deberías decirle a Miroku... la verdad.

- Kag - su mirada se tornó sombría - Miroku... me agrada, es un gran chico, pero... dudo mucho que esté interesado en una relación, mucho menos con alguien como yo.

- ¿Qué hay de malo en alguien como tu? - se sentó en los pies de la cama, mirándola con seriedad.

- Yo... no soy del tipo femenina - hizo las comillas con sus dedos - No me agradan los vestidos cortos y los maquillajes, ¿para que alguien necesitaría eso? Mi mundo son los deportes, la ropa holgada, y él... parece derretirse por el otro tipo de mujer.

- Sango... ¿estas segura de eso?

- ¿Qué más si no? Las pocas veces que salimos, he notado como mira a las chicas, es como si yo, dejara de existir.

- Entonces, ¿por qué sigues viéndolo?

Sus ojos comenzaron a temblar ante aquella pregunta.

Inicio del flashback

Luego de varios días de insistencia, había decidido aceptar su propuesta y salir a tomar un café. Faltaban pocos días para el intercolegial, por lo que, sus nervios estaban más a flor de piel que nunca.

Pocas veces había pensado en como arreglarse para una cita, sin embargo, ese día le dio prioridad a su vestimenta. Se colocó unos shorts ajustados, aquellos que solo guardaba para una ocasión especial y una remera un poco suelta, pero delicada.

Descendió del bus, caminando en dirección de la plaza en donde habían acordado su encuentro y, rápidamente, logró encontrarlo con la mirada. Estaba sentado en un pequeño banco, con un ramo de flores en su mano.

Es un lindo detalle.

Pensó, emitiendo una leve sonrisa.

- Vaya, los ángeles caen del cielo - pronunció, poniéndose de pie ante su llegada.

- ¿Es su manera de decir "hola"?

- Sólo cuando la mujer que tengo al frente es hermosa.

Le entregó el ramo, al mismo tiempo en que comenzaban a caminar al café que se encontraba al frente, en donde pasarían un agradable y memorable momento, entre risas y mutuo conocimiento.

Fin del flashback.

- Bueno, porque... él, me hace... sentir bien - murmuró - Cuando no se comporta como un idiota.

- ¿Sabes si ha tenido una mala experiencia?

- ¿A que te refieres?

- Bueno... Inuyasha sufrió mucho por su primera relación y, por mucho tiempo se rehusó a abrir su corazón nuevamente... tal vez, Miroku ha pasado por algo similar.

- Bueno, no había pensado en eso, pero si le pasó algo similar, su manera de lidiar con ello es muy diferente - frunció el ceño.

- Todos somos diferentes, Sango... y no deben juzgarnos por ello, salvo que... bueno, la situación...

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