Capítulo 15

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- ¿Por qué preguntas eso? - desvió la mirada, visiblemente avergonzada.

- ¿Por qué no podría hacerlo? - sonrió, gustoso de su incomodidad.

- Sólo hablas tonterías.

- Bueno, eres una mujer honesta - se puso de pie.

- ¿Y cómo llegaste a esa conclusión?

- Porque no lo negaste... - fijó sus ojos dorados en los castaños de ella - Te incomoda hablar de eso, pero no puedes mentirme.

Ella se quedó en silencio, mirándolo fijamente, mientras trataba de procesar y asentar su mente en todo lo que estaba viviendo.

Afuera, en el salón, la música había incrementado su volumen, sin embargo, era una suave, dulce y sugerente melodía, casi invitando a los presentes, a bailar en pareja.

- Hm - sonrió, cerrando sus ojos - ¿Sabes que significa eso?

- No - murmuró.

- La fiesta está en su punto máximo - extendió su mano - Y aún no tuvimos tiempo de bailar juntos.

¿Ba...bailar?

- Yo... yo no bailo.

- ¿Qué te hizo pensar que yo si? - mantuvo su brazo extendido - Sólo... quiero bailar contigo.

Los ojos de ella comenzaron a temblar, al mismo tiempo que desviaba la mirada, acariciando su propia mano.

- ¿Qué ocurre? - se sorprendió.

- ¿Por qué haces esto? - la miró con una expresión de confusión - Tú... ¿estas buscando una distracción... para olvidarte de lo que pasó... con ella?

- ¿De que hablas? - retrajo su mano, guardándola en el bolsillo de su pantalón.

- Tú, viniste aquí cuando ella apareció en el escenario... estabas llorando... - hizo una pausa - Vi... como la mirabas cuando bailaba con su novio y luego, ella vino a besarte... ¿Qué piensas en realidad?

- Kagome - se arrodilló frente a ella - ¿Tengo que recordarte que me separé hace dos años?

- Bueno, no lo sé... sólo... no quiero que se malinterpreten las cosas y tampoco quiero... sentirme usa...

- Esta bien - la interrumpió, tomándola por sus brazos, los cuales estaban pegados a su cuerpo - Voy a hacer algo que no debería... no soy de hablar se emociones o cosas de este estilo - ella lo miraba sorprendida y desconcertada - Desde... esa mañana en la que te sentaste a mi lado, en el tren... no pude dejar de pensar en ti.

- ¿He? - fue lo único que abandonó de sus labios.

- Ni siquiera pude ver tu rostro, pero... fue tu aroma, lo que me hizo sentir... bien - sus ojos emanaban un brillo intenso - Y... luego vi tu rostro... fue mi perdición - murmuró.

- Inuyasha - susurró.

- No he dejado de pensar en ti, ni un sólo día, Kagome... y ni siquiera te conozco... ¿crees que estoy jugando contigo?

Su respiración se detuvo en ese momento. Pudo notar la sinceridad en la mirada del joven, además del suave agarre que mantenía sobre sus brazos. Antes de que pudiese responder, él se puso de pie, alejándose.

- Perdón - dijo, dándole la espalda - Debí sonar como un psicópata... Si quieres, puedo llevarte a casa.

Abrió ligeramente sus ojos al sentir las manos de la mujer en su espalda, volteó y su corazón se detuvo. La tierna sonrisa con la que ella lo observaba, sumado al intenso brillo que emanaba en sus ojos castaños, amenazaban con desestabilizar su equilibrio. Sin previo aviso, la mujer rodeó su cuello con sus brazos.

DesconocidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora